SALTA (Redacción)- El presidente, Alberto Fernández, participó hoy miércoles del «Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas» organizada por el gobierno de los Estados Unidos. En esta reunión, el Jefe de Estado no dejo pasar la oportunidad de mostrar su plan a John Kerry, el enviado para tratar las cuestiones climáticas por el gobierno de John Biden. El mismo consiste en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reduzca parte de la deuda externa a cambio de compromisos climáticos.
Esta propuesta ha sido presentada por Juan Cabandié, quien conduce el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, al presidente y consiste en reducir parte de la deuda externa por acciones climáticas que impulsen energías limpias. El Acuerdo de Paris y otros compromisos ambientales de carácter transnacional vienen promoviendo esta camino. Europa viene transitando esta senda hace varios años.
Alberto Fernández aclaró que «los canjes de deuda por acción climática, los mecanismos de pago por servicios ecosistémicos y el concepto de deuda ambiental, junto a la categoría consecuente de acreedores ambientales que ostentan los países menos desarrollados, son otras claves para la salida de la crisis». Esto va en línea con el planteo de Cabandie, quien reconoce que los países desarrollados son los máximos responsables del cambio ambiental y que los países en desarrollo son «acreedores ambientales».
Hacia un gran pacto de solidaridad ambiental
El presidente también reconoció que «necesitamos aplicar la emisión de los Derechos Especiales de Giro del FMI a un gran pacto de solidaridad ambiental» en la cual se contemple e incluya a «los países de bajo ingresos y de renta media». También propuso que esto debería servir «para extender los plazos para atender los pagos del endeudamiento y la aplicación de menores tasas bajo las actuales condiciones de estrés sanitario y ecológico».
Por último, Alberto Fernández también planteo que es necesario que los organismos regionales de desarrollo, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Cooperación Andina de Fomento (CAF), «comprometan al menos el 50% de su cartera de prestamos a acciones ambientales». Cerró su discurso proponiendo la capitalización de estos recursos ya «sea a través del apalancamiento de las Derechos Especiales de Giro para potenciar su capacidad crediticia o sea a través de una nueva inyección capital, cuyo puntapié esencial debe estar dada por los países desarrollados».
