SALTA (Redacción) – El presidente Alberto Fernández consiguió que en el documento final de la Cumbre de Líderes del G20 se diera un fuerte respaldo a uno de sus reclamos en lo que compete a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde Casa Rosada aseguran que fue una «victoria política» este acompañamiento de las principales potencias a la reivindicación presidencial.
En la tercera Sesión Plenaria de la Cumbre expuso Alberto Fernández y allí volvió a insistir en una rebaja en los sobrecargos de la tasa de interés de la deuda contraída por el anterior gobierno. Siguiendo el lineamiento del mandatario argentino, los líderes del G20 reclamaron al organismo «un nuevo Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad (RST, por sus siglas en inglés)», lo cual debería servir para una financiación más equitativa entre naciones.

Otro objetivo de la RST sería «proporcionar financiación asequible a largo plazo para ayudar a los países de bajos ingresos, los pequeños estados insulares en desarrollo y los países vulnerables de ingresos medios a reducir los riesgos para la estabilidad de la balanza de pagos en perspectiva, incluidos los derivados de las pandemias y el cambio climático», comunicaron los líderes mundiales.
Asimismo, el presidente argentino había convocado «a todos los países para que esta oportunidad de canalización de los Derechos Especiales de Giros (DEGs) para el desarrollo sostenible no resulte desperdiciada por trabas burocráticas o confort hacia el statu quo». En esta dirección, los líderes del G20 manifestaron que «el nuevo fondo preservará las características de los activos de reserva de los DEG canalizados a través del Fondo».
Finalmente, podemos observar el respaldo del G20 al pedido de Fernández, quien había manifestado además la necesidad de «reformular el sistema de calificación crediticia, para que la dimensión ambiental no castigue a los países en desarrollo, aumentando el costo de la deuda soberana y el pago de intereses» y por último, aclaró que «sería trágico que los DEGs engrosaran reservas de países que no lo necesitan, mientras aumenta el atraso de países que necesitan financiamiento como el agua».
