SALTA (Redacción) – Si bien Argentina, a través de las negociaciones de su ministro de Economía Martín Guzmán. logró llegar a un principio de acuerdo por la deuda con el FMI semanas atrás. La realidad es que la escalada de violencia entre Rusia y Ucrania hace más complejo a todo el esquema político mundial y por esa razón funcionarios nacionales negocian una «clausula de guerra» para incluirlo al acuerdo.
Según la información revelada por un periodista de uno de los canales de televisión más importantes del país, la Casa Rosada viene dialogando con el organismo multilateral para incluir esta «clausula de guerra» en el marco de la negociación por la deuda con el FMI. Es que este conflicto podría complicar las finanzas a nivel global y los mercados reaccionaron contundentemente afectando a los recursos petroleros y el gas natural licuado (GNL).
En efecto, la suba del precio del crudo de petróleo y de GNL podría impulsar negativamente el precio de la energía en nuestro país y también achicaría el margen de acción del Gobierno para recortar el gato público reduciendo o eliminando subsidios, una de las exigencias reclamadas por el organismo financiero en el marco de la deuda con el FMI. Si sigue escalando el precio del barril, disparando el precio de la electricidad y el combustible; todo esto implicaría un terrible tarifazo en caso de que no intervengan desde el Estado.
Además, Argentina podría beneficiarse gracias a los altos precios de los comodities como son la soja y el trigo. Ante esta nueva escalada, para el país se presentan dos escenarios posibles bajo la negociación de la clausula: en caso que de Argentina aumente su recaudación tendrá que sobrecumplir las metas previstas y el si los números van en rojo se daría lugar a un reacomodamiento en los puntos pactados a cumplir.
Héctor Torres es un exrepresentante argentino ante el FMI y había advertido con anterioridad la necesidad de «acomodar la incertidumbre con flexibilidad adicional no solo sería viable, sino que sería deseable«. Es decir, que en este sentido el analista destacó que «de lo contrario podríamos ir de waiver en waiver y eso generaría una fatiga política que podría acelerar el descarrilamiento del programa».