SALTA (Redacción) – Según la información compartida por La Política Online (LPO), el expresidente Alberto Fernández tendría todo listo para volver al país el viernes. Desde que entregó el poder el pasado 10 de diciembre estuvo por España a modo de descanso y tratando de generar nuevos vínculos políticos. Una vez en el país pretende asumir formalmente la conducción del Partido Justicialista pero los gobernadores quieren impedirlo.
Según lo que informan desde LPO, el objetivo de los gobernadores y otros referentes del PJ es lograr la destitución de Fernández antes de que aterrice al país. Todo esto en el marco de lo que parece ser una decisión prácticamente tomada por el expresidente argentino de convocar a una reunión del partido. Sin embargo, aseguran que «se acabó el dedazo», advierten desde el entorno de un importante mandatario provincial.
Unas de las primeras medidas que se tomaría sería convocar a referentes de diferentes espacios peronista a la mesa de conducción. Entre ellos, el Frente Renovador de Sergio Massa, del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, y de la CGT. Por lo tanto, todo indica que Fernández tendría los días contado como presidente del PJ.
La trastienda de la rosca política
Eso sí, vale destacar que esta esta estrategia se viene cocinando hace varias semanas y se aceleró en las últimas horas. Lo cual indica que, probablemente, Fernández sabiendo lo que le espera anticipó su regreso. «Alberto llega el viernes y pretende convocar al PJ para la semana que viene. Llega el viernes a la mañana y dice que va a sacar la convocatoria el viernes por la tarde», aclararon fuentes dentro del peronismo.
Durante el proceso de normalización se espera la conformación de una Comisión de Acción Política, similar a la que hubo en Salta antes de la renovación de autoridades. Más allá de la propia intención de destituir a Alberto de su cargo, esto sería un golpe letal para Cristina Fernández. Acabar con el dedazo y la designación por arriba de los conductores del peronismo. Sin embargo, tampoco quieren dejar a nadie afuera, pero la conducción sería, en principio, colegiada.
