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Barack Obama reacciona ante las protestas provocadas por la muerte de George Floyd

Floyd murió la semana pasada en Minneapolis, Minnesota, a manos de un oficial de policía.

Barack Obama

El expresidente estadounidense Barack Obama reaccionó a las protestas surgidas a raíz de la muerte de George Floyd. La semana pasada en Minneapolis, Minnesota, George Floyd murió a manos de un oficial de policía. En un ensayo para la revista Medium titulado «Cómo hacer de este momento el punto de inflexión para un cambio real», el expresidente habló sobre las formas en que la protesta podría convertirse en un punto de progreso en los Estados Unidos.

«Reconozco que estos últimos meses han sido duros y desalentadores, que el miedo, la tristeza, la incertidumbre y las dificultades por la pandemia se han visto agravadas por trágicos sucesos que ponen en evidencia que los prejuicios y la desigualdad aún forman parte en gran medida de la vida estadounidense», escribió Barack Obama en su publicación.

Una clara esperanza

«Pero observar el mayor activismo de los jóvenes en las últimas semanas, de cada raza y cada estación, me da esperanzas. Si, en el futuro, podemos canalizar nuestra ira justificable hacia una acción pacífica, sostenida y efectiva, entonces este momento puede ser un punto de inflexión real en el largo viaje de nuestra nación para cumplir con nuestros más altos ideales», explica el exmandatario.

El padre de dos hijos señaló que el cambio será «desde una nueva generación» y agregó que la historia puede proporcionar «lecciones básicas» que «vale la pena recordar». Comenzó señalando que la «abrumadora mayoría» de los que participaron en las protestas de «Las vidas negras importan» «han sido pacíficos, valientes, responsables e inspiradores», y agregó: «Merecen nuestro respeto y apoyo, no una condena, algo que a la policía en las ciudades les gusta hacer».

La postura frente a la violencia

Barack Obama continuó reconociendo a la «pequeña minoría» que recurrió a la violencia y la destrucción: «No excusemos la violencia, ni la racionalicemos, ni participemos en ella. Si queremos que nuestro sistema de justicia penal y la sociedad estadounidense en general operen en un código ético superior, entonces tenemos que modelar ese código nosotros mismos».

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