CULTURA

Taller de la Risa: una práctica de grandes recompensas y satisfacciones

Martín Miguel Cortez es coordinador de un Taller que tiene como leitmotiv la risa. Conozcamos los beneficios de este espacio novedoso y entretenido.

Martín Miguel Cortez

SALTA (Redacción) – Que la risa es el mejor remedio, es una premisa que supera toda hipótesis de cualquier índole. Al menos unos minutos de risa al día, una dosis vital, nos garantiza un tirón más largo y saludable.  Martín Miguel Cortez, es Administrador de Recursos Humanos y  Asesor en Desarrollo Personal. A través de su profesión, descubrió una rama del conocimiento que lo flechó desde un primer momento: el desarrollo personal. A través de este, pudo redescubrir y potenciar las maneras de vincularnos con nosotros mismos y los otros.

“Investigando sobre es la manera de elevar nuestra autoestima y concientizar sobre la importancia de la empatía (información recopilada para el taller de desarrollo personal), me encontré con el yoga de la risa, desarrollado en 1995 por el Dr. Madan Kataria. Entonces mi curiosidad, que espero nunca me falte, me llevo a buscar más información sobre la práctica de reír y sus beneficios”, introduce Martín.

De esta manera, complementando ambos talleres y profundizando en los contenidos, Martín se encontró con el poder maravilloso de la risa en sus diferentes niveles, reconociéndolo como un método natural, espontáneo, innato y sincero, característico de todo ser humano.  La risa es amabilidad, es empatía, es compañía, es esperanza. Tantas cosas suceden cuando reímos, que resulta inevitable resistirse a ella.

“Lo que me propuse con este taller es mostrarles a las personas que existe una inextinguible fuente de felicidad, que está al alcance de nuestras manos todo el tiempo  y todas las veces que lo necesitemos (sin la necesidad de lastimar, ofender o angustiar a ninguna otra persona). Brota desde nuestro interior sin más esfuerzo que llevar la comisura de los labios hacia atrás y para arriba”, asegura.

Volver a empezar: la risa, algo más que buen humor

Llevamos la risa con nosotros desde un primer momento. Consciente o inconscientemente, es un lenguaje que nos alimenta por dentro y enriquece el diálogo con nuestro entorno, social y cultural. Martín nos explica que la risa es la manera de trasladarnos a un estado de pura emocionalidad, a un momento de presencia absoluta. “En este sentido veo a la risa como una herramienta  para llegar al autoconocimiento” agrega.

Habilitar la risa es darnos la garantía de un espacio de apertura plena y conexión absoluta con nuestra madurez emocional. Reconocer sus beneficios y potencialidades, es correr con una gran ventaja en el marco de  nuestra vida diaria. Un simple mecanismo físico que al instante desencadena un devenir de reacciones internas y externas. Causa y efecto. No hay margen de error.

“Es verdaderamente sorprendente que una acción tan sencilla como llevar nuestros labios hacia atrás y para arriba, pueda generar en nuestro cerebro la liberación de sustancias químicas responsables de la felicidad. Por lo tanto es algo absolutamente positivo a nivel emocional, físico y actitudinal. Y lo más asombroso es que podemos aumentar, potenciar y mantener nuestro buen humor, sin lastimar física o emocionalmente a ninguna otra persona”, reflexiona Martín.

Sin embargo, las construcciones sociales a veces distorsionan la funcionalidad de esta práctica, restándole importancia y quitándole efectividad. Reírnos de otros no es lo mismo que reírse con otros. De allí la importancia de diferenciar la risa de la burla hueca e infundada, ya que esta última solo lleva a una falta de empatía generalizada, muy lejos de lo que verdaderamente ocurre cuando reímos desde el sano entretenimiento.

“Todas las personas sabemos reír, es algo que realizamos desde el momento de nuestro nacimiento y sin que nadie nos lo haya enseñado. Algo que si nos enseñaron, es que la risa es solo para los niños, los payasos, los inmaduros. Nos enseñaron que para ser una persona adulta, solo me debe parecer divertido el error de los demás, la vergüenza de los demás; las limitaciones de los demás”, advierte.

Reír como efecto domino para la salud

Precisamente, en este punto,  yace el motivo del surgimiento de este espacio y su misión final: reír como principio y fin. El Taller de la Risa tiene una  única condición excluyente: reír ante todas las cosas. De hecho, el espacio se desarrolla mediante diferentes actividades lúdicas y relajantes, que tienen como finalidad lograr un des-aprendizaje de todo lo que hoy nos impide ser verdaderamente felices y vivir tranquilos, algo que no sólo se consigue con palabras según Martín.

“La mayoría de las personas, recuerdan su infancia como los momentos más felices, divertidos y alegres de sus vidas. Sucede que es la etapa en la que más tiempo le hemos dedicamos al juego. Perdemos nuestra espontaneidad, inocencia, sencillez, y por lo tanto nuestra capacidad de ser felices, a medida que vamos creciendo y nos van obligando a sentir culpa y vergüenza”, profundiza.

Considerando esto, podemos comprender el valor individual social y cultural de esta propuesta.  Empatía, buen humor, honestidad, compromiso, perseverancia, cooperación, responsabilidad y comprensión son algunas de las palabras que se le vienen a la cabeza a Martín cuando le pregunto sobre los efectos trascendentales de esta experiencia tan original e intrigante.

“Me imagino que a la persona que está leyendo le surge la siguiente pregunta: ¿La risa me brinda estos valores? Bueno, uno de los beneficios de la risa es llevarnos a un estado mental y anímico más positivo que nos permite enfocarnos en las soluciones y no en los problemas. Por lo tanto, puedo asegurar que entrenar y practicar habitualmente la risa, es como una bola de nieve que comienza con un pequeño cambio, que lleva a otro, y a otro, y así sucesivamente”, reflexiona.

“Un día sin reír, es un día perdido”, Charles Chaplin


No nos quedemos en dimes y diretes. Pasemos a la acción, hagamos del ejemplo la manera de contagiar una práctica necesaria. Seamos la influencia que el mundo estaba necesitando. ¡No crezcan es una trampa!, es una de las frases que tranquilamente podría acomodarse en este contexto pero mejor, mirar el vaso medio lleno. Para ello, Martín nos recuerda una frase de George Bernard Shaw.

Este escritor irlandés es el autor de una reflexión tajante, que no deja cabos sueltos, que nos incomoda, nos cuestiona y que a su vez, nos invita a pensar cuándo fue la última vez que elegimos reír. Cada quien podrá encontrar una respuesta. “No dejamos de jugar porque nos hayamos hecho viejos. Nos hacemos viejos porque hemos dejado de jugar”, concluye Martín.

A continuación, te contamos cuáles son los beneficios corporales y psicológicos de ejercer esta práctica:

A nivel corporal:

  • Se aflojan los músculos de la cara.
  • Se activan los músculos del cuello y el abdomen.
  • El organismo libera endorfinas, que provocan una sensación de felicidad.
  • Relaja al organismo.
  • Favorece al corazón y al sistema circulatorio.
  • Mejora la función respiratoria y aumenta la oxigenación.
  • Favorece al sistema inmunológico.
  • Tiene efecto analgésico debido a la liberación de endorfinas.

A nivel psicológico:

  • Si hacemos que nuestro cuerpo represente felicidad, la mente también la pondrá en escena. Es decir “la acción crea emoción” o bien “el acto crea el hecho».
  • Nos lleva a un estado mental positivo.
  • Nos vuelve más extrovertidos.
  • Aumenta la autoestima y hace que disminuya la timidez.
  • Reduce la ansiedad y el estrés.
  • Alivia los síntomas de la depresión.
  • Distrae de preocupaciones y corta los pensamientos negativos.
  • Ayuda a afrontar positivamente los problemas cotidianos.
  • Potencia las capacidades intelectuales.
  • Permite estrechar relaciones, aumentar la confianza, proximidad, amistad y amor.
  • Predisponen a la cooperación y la solidaridad.
  • Facilitan la comunicación entre las personas.
  • Ayuda a prevenir conflictos y hacen disminuir los niveles de agresividad.
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