CULTURA

El make-up como lenguaje bidimensional

Flor Schneider, una joven exponente de la disciplina en la región, nos revela el presente de la industria de la estética y los desafíos que destapa la crisis.

SALTA – (Redacción) En la jerga común nos valemos del término “maquillar” como quien pinta realidades. Si pudiésemos elegir los colores, las brochas y algún otro detalle ¿qué maquillaje le aplicaríamos al presente que nos toca? Algunos optarían por un estilo más cálido y natural, otros por algo más oscuro y profundo. Tantos estilos como emociones guardamos dentro. A veces, lo que nos parece superficial, antes tuvo un inicio en algún espacio de nuestra intimidad. Sólo basta con bucear un poco, mirarnos al espejo y dejar que brote. Hacer introspección y expresar.

Les parecerá rebuscado pero con todo esto, me refiero a una cosa: el maquillaje o make up. Y por ello, traigo a Florencia Schneider a colación. Flor es una salteña de 25 años, con tanta juventud encima como ganas de crear. Es maquilladora y también fotógrafa. Poco a poco, ha logrado consolidar su imagen dentro del rubro, apostando fuerte a la comunidad de las redes sociales, donde hoy tiene éxito.

“Para mí el maquillaje es una gran herramienta que puede revelar una versión de nosotros que aún desconocemos. Es capaz de comunicar cómo nos sentimos y hasta qué es lo que queremos. No hay nada mejor para mí que una clienta que se ve al espejo asombrada descubriendo en ella, una belleza que antes desconocía».

Flor Schneider, Fotógrafa y Maquilladora Profesional.

Es esta característica, lo que hace al make up, algo más que un trabajo; se trata de una práctica artística y personal.

Optimista, decidida, creativa y productiva, Flor reúne las cualidades de aquellos/as que siempre he llamado “los/ apasionados/as de la vida”: personas enamoradas de sus talentos y elecciones; rebosantes de vocación, tripa y corazón. Los apasionados son aquellos que  insuflan aire a un planeta un tanto descreído y agotado. Son la inspiración de aquellos que no abandonan.

Realmente amo lo que hago y creo que cuando uno trabaja con pasión, contagia a quienes lo rodean. Esa es mi idea, poder brindarles desde mi cuenta inspiración, entretenimiento y conocimientos”, revela. Esta certeza y determinación son parte de Florencia desde sus inicios, cuando decidió jugársela sin medir ni hacer estadísticas. Cuando el corazón y la razón se alinean, no hay nada que debatir.

Las primeras veces son las que cuentan

Las cosas que no se planean salen mejor, así dicen. Y así paso.

“Hace unos años estaba realizando un proyecto personal en el que fotografiaba a una bailarina en diferentes paisajes urbanos. Trabajaba junto a una amiga que era maquilladora a la que siempre le preguntaba sobre cada producto que le aplicaba a la modelo. Ella me insistió con que estudiara la carrera de maquilladora profesional y me gustó la idea de aprender como un complemento de fotografía”, recuerda.

A mi criterio, la fotografía tanto como el maquillaje, no son tan dispares. Hay un punto en común: la belleza está en los ojos que la miran.

De manera imperceptible, el make up tomó un lugar impensado en su vida, como quien conoce a alguien y cuando menos lo espera, ya está hasta las manos. Seamos claros. A partir de allí, empezó a dedicarle más tiempo y esfuerzo a esta disciplina. Ya van dos años desde que  pudo armar su propio estudio, donde da clases y también realiza trabajos particulares.

“Respecto a mis metas, me gustaría perfeccionarme en Buenos Aires con Bettina Frumboli, que es mi gran ejemplo en este mundo del maquillaje. Por otro lado, me gustaría trabajar más maquillando en producciones fotográficas, además de la parte social”, admite. Claro que las condiciones no están dadas para pensar en el largo plazo, pero quien deja de soñar, pierde cuando en realidad, nada está perdido.

Pintarse la cara, color resiliencia

Sin duda alguna,  la crisis nos pega a todos, pero todavía más a quienes apuestan por alguna práctica artística o cultural, y todavía más si viven de ello. Florencia es joven, y esta posibilidad, sumado a su versatilidad, le permitió adaptarse rápidamente. “Personalmente, la cuarentena me agarró estando lejos de casa, en Buenos Aires. La verdad, la primera semana fue muy difícil pero luego empecé a ver algunas posibilidades en cuanto a trabajar desde aquí”, explica.

“Tuve que traer mi maletín a Buenos Aires ya que tenía trabajos previamente agendados, así que lo aproveché para empezar a dar clases online, bastante accesibles ya que todos estamos pasando por la misma crisis. También lo hice para que mujeres que ahora disponen de tiempo para ellas mismas, porque lo aprovechen mimándose, aprendiendo y practicando un maquillaje con el que se sientan identificadas. Son clases personalizadas y por sobre todo… ¡muy divertidas!”, analiza.

Paralelamente, pisa fuerte en las redes, organizando videos en vivo desde su cuenta de Instagram,  donde invita a diferentes amigos semanalmente para charlar sobre diversos temas: moda, coaching, música, fotografía boudoir, entrenamiento en casa, etc. “La idea es brindar una hora de entretenimiento a quienes me apoyan por las redes y que este aislamiento se vuelva más llevadero”, agrega.

Una nueva era: los retos de la industria

Con una visión optimista, Flor reconoce que la constante actividad en las redes es un buen síntoma para el mercado. Videos para todos los gustos, personales y colectivos, colaboración entre colegas, muchísimos sorteos son parte del día a día frente a la pantalla. “Creo que las redes sociales se volvieron muy importantes para mantener visible nuestro trabajo y para ofrecer nuestros servicios de otra manera”, subraya.

Asimismo, esta crisis trajo consigo cambios en las reglas que definitivamente, llegaron para quedarse. ¿Qué decir de aquellas actividades que hacen del contacto físico su condición?

“Hay algo que para mí que siempre fue muy importante, pero veo que se está destacando mucho en este momento, y es la higiene de las brochas y los productos. Creo que es un tema de suma relevancia y me gustaría que a partir de este momento, tanto maquilladores como todos que utilizan estas herramientas de manera personal, tomen conciencia de que son cosas que van directo al rostro por lo que es fundamental mantener la limpieza”, profundiza.

Respondiendo a la pregunta del inicio de la nota, Flor maquillaría una realidad que se refleje la Resiliencia. Desconozco sus colores, tonalidades y formas, pero como bien nos lo dice ella, este make-up nos hablaría sobre florecer y crecer en medio de la adversidad. Un maquillaje que de seguro, nos vendría de pelos en la actualidad.

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