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LAS CALLES DE SALTA

San Martín y el Noroeste argentino: su labor militar y un análisis de su salud.

Compartimos con nuestros lectores una nota del prestigioso Armando Perez de Nucci

José de San Martín

SALTA (Dr. Armando M. Pérez de Nucci)-  Don José de San Martín, padre de la Patria y gestor importante de su independencia. Interesa hoy, más que nunca hablar de su presencia en el Noroeste argentino y de su desempeño humano y militar durante el corto tiempo que le tocó actuar en nuestra región.

Un hito en los recuerdos del Tucumán del siglo XIX lo constituye la presencia de San Martín en la provincia en 1814. Tiempos difíciles eran los de esos años para el destino de la Revolución de Mayo. Derrotado Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma, era necesario asegurar el norte para la causa patriota y evitar una invasión de realistas desde el Alto Perú.

A estos hechos había que sumar la represión sangrienta en Bolivia por parte de los realistas, los refuerzos españoles llegados a Montevideo, la amenaza de una invasión por el Alto Perú y la secuencia de triunfos españoles contra los ejércitos napoleónicos en la península ibérica.

Esta tarea de reorganización de nuestros efectivos y posibilidades le es encomendada a San Martín, quien habría de llegar a nuestra provincia para reemplazar a Belgrano, sucediéndose este relevo en la ya famosa reunión de la Posta de Yatasto, durante la cual se puede verificar una vez más la hidalguía y el patriotismo de un Belgrano derrotado y relevado que manifiesta a su reemplazo que “el corazón se llenaba de gozo al avizorar su presencia…, ofreciéndole colaborar además en la reorganización de los efectivos diezmados por la enfermedad y el desaliento de haber sido derrotados.

San Martín se encontró con un ejército diezmado por la guerra, la falta de recursos económicos y una depresión marcada por los fracasos militares, producto del desentendimiento de las autoridades centrales que no enviaban recursos para quienes constituían un antemural pétreo contra la invasión realista por el Norte y de esta manera guardaban y salvaban el destino dela Revolución de Mayo en nuestro país, situación a veces soslayadas en algunos trabajos, que no reconocen la titánica labor de Güemes, Belgrano y San Martín para preservar y mantener la gesta que cristalizaría con la Declaración de la Independencia, un par de años después.

A esta situación se refería el General San Martín en una de las tantas cartas enviadas al Poder Central, en la que manifestaba que había encontrado efectivos militares: “Sin vestuarios , sin sueldos y sin otra recompensa que el ejercicio de sus propias virtudes , han tenido estos heroicos campeones que empeñarse en una guerra prolija y continuada, teniendo el placer , el honor y la gloria de haber amurallado con sus pechos la puerta de esta provincia , para que sus hermanos gocen de tranquilidad y del adelantamiento en sus intereses…”.

A solucionar estos problemas se dedicaría el General, asegurando la seguridad del noroeste ante el avance realista, construyendo la fortaleza de la Ciudadela y esto es muy importante- fraguando una estrategia que hiciera creer a los españoles que se avanzaría desde el Norte para liberar Argentina, mientras que, al mismo tiempo, terminaba de delinear el Plan Continental que lograría la Libertad Sudamericana. En sus planes, según Pérez Amuchástegui, estaba cumplir con cuatro objetivos básicos para asegurar el destino de la patria:

1.-Sostener la ciudad y la provincia a ultranza en poder de los patriotas.

2.-Poner al ejército en condiciones de batalla por si el enemigo atacase.

3.-Hostilizar al ejército español mediante la guerra irregular (Güemes).

4.-Simular una acción ofensiva y convencer de ella al mando hispano.

De allí que todo el accionar de San Martín era apoyarse en los cuatro puntos mencionados y revertir la situación imperante en el noroeste. Y los cumplió, a pesar de su enfermedad en nuestras tierras, asegurando para la causa patriota el territorio de Tucumán, de acuerdo al plan previsto.

La enfermedad le impidió ver el resultado de su plan de distracción, El padecimiento lo postró en Tucumán, alterando sus planes. Un episodio de hematemesis (vómitos de sangre) proveniente de una vieja y descuidada afección ulcerosa gastroduodenal lo postró y lo obligó a delegar el mando del Ejército, causándole un severo cuadro de anemia y decaimiento consecuente , lo que lo obligó a retirarse a la localidad de La Ramada en Tucumán primero y luego a Córdoba después, en busca de cura a su afección, que tenía un claro tinte psicosomático , con recaídas en periodos de crisis emociónales y puestas a prueba en momentos de decisión, como éste de iniciar maniobras para ejecutar planes libertadores de mayor envergadura.

El 27 de abril de 1814 San Martín pide licencia al gobierno, informando de su precario estado de salud, manifestando que “todos los facultativos del ejército se han reunido ayer para tratar del estado de mi salud, todos unánimes han sido de parecer mi pronta salida para la sierra de Córdoba, por lo que ruego a Vuestra Excelencia se digne concederme licencia para recuperar mi atrasada salud… “.

De esta manera finaliza su estancia en Tucumán. Lo esperaba el Cruce de los Andes, la Batalla de Chacabuco, la Liberación de América y la gloria eterna que permanece en nuestros corazones. San Martín siempre fue mucho más que el General que organizó, perfeccionó militarmente y reconstruyó a Tucumán durante su estancia. Sentó, además, la base para el desarrollo Congreso de 1816 con sus acciones posteriores y contribuyó enormemente al engrandecimiento de esta inicial República Argentina que heredamos y disfrutamos hasta el día de hoy.

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