Totalmente despreocupada del qué dirán, Cande Tinelli hizo de las suyas una vez más en las redes sociales. A través de su cuenta oficial de Instagram, la hija de Marcelo tomó una atrevida decisión: perforarse ella misma la nariz y la lengua. Para esto, ella tomó una aguja hipodérmica y llevó a cabo el proceso sin la ayuda de nadie más. Esto se tornó bastante peligroso ya que esta tarea es generalmente llevada a cabo por profesionales en lugares certificados para esos fines.
El drama para Cande fue que los salones en donde se realizan este tipo de procedimientos de manera profesional no son considerados esenciales. Por ende, están sin funcionar en medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Por esta razón, la It girl recurrió sólo a su instinto para perforarse por ella misma su lengua y su nariz. Luego, mostró los resultados en sus stories.
“Bipo. Cuarentena moods (en español: Estados de ánimo en cuarentena). Perfo by me. Fijate”, escribió Lele junto a la foto. En la misma, se pueden ver los nuevos piercing que lleva en su rostro. Esta fue una declaración más de Cande Tinelli en las redes. Hace unos días, ella se había cruzado con un usuario de Instagram y le respondió con un fuerte mensaje dedicado a sus haters.
«Bebes, me importa CERO lo que dicen. Hago lo que quiero con mi cara, mi cuerpo y mi o… Si quiero mañana me hago la cara de pepe grillo. Sigan criticando que me dan importancia y me iluminan. Gracias», disparó la hija de Marcelo en un comentario en su propio posteo. A pesar de que varios de sus seguidores bancaron sus cambios de look, ella decidió contestarles de esta manera a sus detractores.
En la publicación donde apareció esta respuesta, ella intentaba mostrar cómo le había quedado su nuevo peinado. Sin embargo, las miradas se desviaron hacia su rostro, los tatuajes en el mismo y las diferentes intervenciones estéticas que se realizó a lo largo de los años. «Qué lástima. Tan bonita era», «ya pareces un muñeco», «cuando son hijos de famosos creen que todo le queda bien», «¿cuándo fue linda?». Esos fueron sólo algunos de los comentarios que Lele tuvo que leer en aquella ocasión.