SALTA (Redacción) – El Papa Francisco dio una misa ante más de 50.000 fieles en el Tokyo Dome en el marco de su gira por Asia. Allí, advirtió sobre el riesgo de “no quedar atrapados o aislados en la búsqueda del éxito a toda costa, incluso a costa de la propia vida”. “Las actitudes mundanas, que buscan o persiguen solo el propio beneficio en este mundo, y el egoísmo que pretende la felicidad individual, en realidad nos hacen solo sutilmente infelices y esclavos”, remarcó.
Asimismo, el Sumo Pontífice agregó: “Lo mundano obstaculiza el desarrollo de una sociedad verdaderamente armoniosa y humana”. En este sentido, subrayó: “La búsqueda de una vida nueva, en la que experimentar la libertad de sabernos hijos amados por Dios podría verse sofocada y debilitada cuando permanecemos prisioneros del círculo vicioso de la ansiedad y la competitividad«.
Luego, el líder católico apuntó sus palabras al pueblo japonés y a la “búsqueda de la eficiencia a toda costa. Hay que aprender a dar la bienvenida a todo lo que no es perfecto, todo lo que no es puro ni destilado, pero no por eso es menos digno de amor”. Cabe recordar que Francisco se encuentra en los últimos días de su cumbre asiática que tuvo como primer destino, Tailandia.
Precisamente, este fin de semana se dedicó a visitar distintos lugares de Japón, como las ciudades que fueron arrasadas en agosto de 1945 por las bombas atómicas disparadas por Estados Unidos, Hiroshima y Nagasaki. En tanto, este lunes dedicó su intervención del día para unir lazos con los principales líderes japoneses. El emperador japonés, Narushito, lo recibió en el Palacio Imperial de Tokio y le dijo en español: “Bienvenido a Japón«.
En una reunión privada que duró una media hora entre ambos, el Papa argentino habló sobre su recuerdo de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. De la misma manera, el pontífice fue recibido por el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, por lo que los tres también tuvieron un encuentro a puertas cerradas.
Por último, Jorge Bergoglio se reunió con las víctimas del terremoto y posterior tsunami que terminaron en la catástrofe nuclear en Fukushima. Allí volvió a manifestar su “preocupación” por el uso que el hombre le da a la energía atómica y condenó duramente la “posesión” de armas nucleares. Tanto el emperador como el primer ministro, agradecieron al papa por haberse encontrado con las víctimas de la tragedia nuclear de 2011.