SALTA (Redacción) – La trágica explosión en el puerto de Beirut el pasado martes 4 de agosto, dejó un saldo de 164 muertos y 6.000 heridos. Además, aproximadamente 300.000 personas perdieron sus hogares. Esto despertó nuevamente el descontento que venía arrastrando la sociedad libanesa con respecto a la mala gestión de su gobierno. Por este motivo, comenzaron nuevamente las movilizaciones y el sábado se llevó una de las más violentas. Ante el descontento popular, el primer ministro de Líbano, anunció este lunes la dimisión del Gobierno.
Durante la jornada del sábado se desarrolló una de las manifestaciones más violentas del país, dejando un policía muerto y más de 700 heridos. Desde ese día, la gente no para de movilizarse y hoy, por tercer día consecutivo salieron a las calles para exigir la renuncia de todo el ejecutivo. A raíz de la incontrolable situación, el primero ministro decidió anunciar la dimisión. Esta noticia fue celebrada en las calles con una gran cantidad de fuegos artificiales.
No es la primera vez que los movimientos sociales del Líbano logran tumbar un gobierno. Cabe recordar que en octubre del 2019 lograron expulsar al entonces primer ministro Saad Hariri. Sin embargo, los nuevos gobernantes pasaron por la misma situación y solo duraron 9 meses. Según explicaron los manifestantes, esto se debe a que en el tiempo que estuvieron, no se han llevado a cabo ninguna de las reformas necesarias para evitar el colapso del país.
Intensificación de las protestas
Una de las principales causas de los reclamos tenían que ver con la grave crisis económica por la que atravesaba el país. Sin embargo, esta situación se intensificó producto de las medidas sanitarias aplicadas por el Gobierno durante el contexto de pandemia. En estos meses, más de 200.000 personas perdieron su trabajo y muchos locales cerraron definitivamente. Para paliar la situación, solicitaron un paquete de ayuda estatal, a lo cual los gobernantes no dieron respuesta.
Con la trágica explosión en el puerto de Beirut, volvieron a intensificarse las protestas. Según los ciudadanos, la catástrofe se debe a una negligencia y a la desidia del sistema político. Este hecho, sumado al deterioro económico, la caída de la libra libanesa y una inflación del 60% terminaron por hacer estallar esta revuelta social. Desde el sábado se registra una gran cantidad de manifestantes y muchos de ellos salieron armados.