SALTA (Redacción) – La referente wichi Octorina Zamora denunció el desalojo a niños wichis que se encontraban en recuperación nutricional en el Hospital Juan Domingo Perón de Tartagal. Al respecto, la diputada nacional Verónica Caliva realizó una denuncia ante el INADI al Gobierno de Salta. “Murieron pequeños de hambre y nadie levantó la voz. Parece que debería seguir siendo normal que estas cosas pasen y no hagamos nada”, lamentó la legisladora.
Caliva expresó que lo sucedido en el Hospital no puede seguir sucediendo y las personas no pueden ser solo “espectadores pasivos”. El Centro de Recuperación Nutricional e Investigación Clínica de las Enfermedades Nutricionales de la Infancia “CREICENI” del Hospital fue trasladado de la planta baja al tercer piso del edificio, en un espacio mucho más reducido, hacinando a los niños de comunidades originarias y sus familias.
“Murieron pequeños de hambre y nadie levantó la voz. Parece que debería seguir siendo normal que estas cosas pasen y no hagamos nada. Felicito a Octorina porque es una mujer que habla desde el hacer. Estuvo todo el verano instalada en ese hospital, en esa sala, con las mamas, atendiéndolas, generando campañas de donaciones”, sostuvo la legisladora y agregó que desde distintos lugares buscaron resolver las situaciones que la referente wichi planteaba.
Histórica lucha
La diputada nacional expresó que entiende el dolor y la indignación que siente Zamora ante un hecho como el sucedido, inconsulto y donde no se respetó que el espacio físico se construyó específicamente para niños y niñas de pueblos originarios que históricamente luchan. “Se tiene que trabajar, estar alerta, tomar los recaudos necesarios y compensar. En eso vamos a trabajar. Cuando asumí, muchos se rieron, pero mi gestión va a estar orientada hacia ellos y hacia ellas, los más vulnerables de la sociedad”, manifestó.
Finalmente, Caliva dijo que es hora de decir basta y levantar la voz, porque la discriminación “no va más” y no se puede permitir. Aseguró que las mujeres wichis están organizadas y pasando por dolorosos momentos por la muerte de sus hijas e hijos. “Quieren vivir tranquilos, quieren trabajar, desarrollar su vida en sus comunidades, quieren agua segura, cuidar su cultura, su lengua”, señaló.
