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POLÍTICA

La ineficiencia de Villada hunde un proyecto de gobierno

La ineficiencia de Ricardo Villada hunde un proyecto de gobierno. Compartimos una columna política imperdible

Ricardo Villada - Foto: Salta4400.com -Derechos Reservados-
Ricardo Villada - Foto: Salta4400.com -Derechos Reservados-

SALTA (Matilde Serra) – No es un ministerio como cualquier otro, el de Gobierno es una cartera clave en toda situación porque desde allí se maqueta la estructura de poder sobre la que se asienta un gobierno. Si en tiempos normales es así, cuánto más en una época de emergencia sanitaria como la presente donde esas capacidades requeridas para quien esté al frente de esta responsabilidad debieran ser mayores… sin embargo, en el gabinete de Gustavo Sáenz, este vital ministerio está más cerca de ser un club de amigos o una reunión de familia extendida.

Ocurre que la llegada al ministerio de Gobierno del ingeniero, Ricardo Villada, fue más o menos parecida a esas reuniones familiares improvisadas donde comienzan a caer parientes y es necesario ir agregando sillas. De pronto aparecen también amigos que no estaban previstos y se van corriendo para acomodar al que llega, así, ni más ni menos. Porque la planta funcional de ese ministerio se ha visto extendida con cercanos consanguíneos en todos los grados posibles, un ejemplo de nepotismo que haría palidecer al propio Luis XVI. Hay sin embargo una ausencia de valores intelectuales y una carencia de hombres o mujeres de acción política. Mucha gente, pocas luces, se diría.

En materia de “hijos y entenados”, Ricardo Villada compite con el vicegobernador, Antonio Marocco, a ver quién conforma la “Famiglia Unita” más numerosa con cargos en el Estado.

La historia política de Villada es bien conocida para quienes militan de toda la vida en la arena de las luchas partidarias. Ha sido siempre un administrativo de la política, incapaz de generar a pesar de tantos años un espacio propio o por lo menos proponer algún tipo de liderazgo de grupo al menos.

Durante sus periodos como presidente del Concejo Deliberante de la Capital ni siquiera pudo proyectarse y cuando decidió jugar una banca como diputado perdió la elección. Sí, hay que reconocerle a Villada su capacidad para negociar entuertos ajenos como “alcanzame” de Juan Carlos Romero. Como un Mercurio griego nunca pasó de ser un correo de los mensajes de “arriba” para que “los de abajo” cumplan; misión siempre sufragada con satisfactorios sueldos del Estado.

En esa tarea de faldero de turno, Villada ganó incompresiblemente para la razón de quienes analizan la política, el puesto que ostenta con apenas haber sido el acompañante de campaña de Gustavo Sáenz y haber organizado el proceso eleccionario en el Departamento San Martín. Ningún otro mérito adorna a un funcionario que no está respondiendo a las necesidades políticas de este tiempo.

Porque el gobierno de Sáenz enfrenta dos problemas, uno inmediato que es la pandemia y otro mediato que son las elecciones que con la dinámica del tiempo decir “un año”, en términos políticos es nada.

Un sector interno del gobierno formado por fuertes presencias cercanas al gobernador está tratando de eyectar a Villada de ese lugar porque el ministro político, justamente no está haciendo política. No existen conversaciones con los distintos sectores y mucho más grave no existe una oposición. Y nada peor hay para una Administración que gobernar sin oposición. Incluso de ser necesario, hay que inventarla.

A la falta de diálogo se suma la ausencia de respeto por parte de los opositores hacia la figura del ministro Villada ya que no lo tienen por una figura consular de la política sino simplemente un funcionario circunstancial. Desde el desguazado Frente para Todos se dice que vendría muy bien contar con alguien que organizara el panorama político para ocupar espacios y diseñar candidaturas de cara al futuro proceso electoral, pero Villada no les proporciona esa seguridad.

Los radicales marchan por su lado divididos en tres sectores: el oficialismo que está fuera de juego con Miguel Nanni a la cabeza, el nuevo grupo que se fortalece en Tartagal con Mario René Mimessi, fruto de un acuerdo con Sáenz, obviamente, que destronó al hermano de Sergio “Oso” Leavy, y el sector mayoritario y verdaderamente radical liderado por Luis “Lucho” Zavaleta, quien le aportara a Sáenz una importante estructura en San Martín y otras localidades y a quien los opositores “verían con agrado” que fuese el conductor del proceso que se ha iniciado.

Mientras todo esto ocurre ajeno al pensar del ministro Villada, el gobierno debe soportar las críticas y las dudas por los ingresos furtivos de colectivos de la empresa de Silvia Magno, quien llegó a decir públicamente que “hace lo que quiere y cobra lo que quiere”, expresión subrayada por Villada con un Twitt agradeciendo haber puesto a disposición del gobierno su flota de vehículos.

Pero los desaciertos de Silvia Magno, como la detención en Buenos Aires de un colectivo con 13 salteños a bordo y otros que terminaron con la imputación a la dueña de la empresa por violación a las medidas adoptadas por las autoridades competentes para impedir la introducción o propagación de una epidemia, obligaron a Villada a declarar públicamente que «el Gobierno de la provincia no contrata colectivos de Silvia Magno». Entonces, ¿quién miente, Silvia Magno o Villada?

Como diría un alfil mayor de Sáenz: “Este “electricista” no sirve ni para mentir”.

Otro episodio que marcó la inoperancia del ministro político ocurrió cuando el gobernador, Gustavo Sáenz, viajó a la ciudad de Orán en un momento álgido de la pandemia, evento organizado por Villada pero que terminó en escándalo porque no hubo información oficial respecto de su visita y los trabajadores se enteraron por los medios locales. Mientras Sáenz trataba de explicar todo era culpa de la Gestión anterior, los presentes ahogaban sus palabras con un aplauso de protesta.

La visita terminó en tragedia porque su ministro entregó al gobernador a las fieras de lleno y tuvo que aguantarse a pie firme el reclamo de vecinos furiosos por las deficiencias en el Hospital de Orán, donde fuentes internas comentaron que se desmantelaron algunas salas para vestir otras y que el gobernador viera que todo estaba en orden. Los oranenses le reclamaron a viva voz a Sáenz hasta la discriminación de que son objeto ya que ni los papeles que traen a Grand Bourg se los quieren recibir.

Mientras Sáenz era cocinado a fuego lento en Orán, en ese mismo momento en las Redes del gobernador se anunciaba con una sonriente foto del mismo que “todo está perfecto en Orán”. En estado de furia dirigentes de la zona manifestaron que “nos están tomando el pelo, el gobernador viene a ver el desastre y anuncian que está todo bien”. Un conocido político de la zona terminó diciendo: “Lo mejor que puede hacer Gustavo es no volver por Orán por un largo tiempo”.

Se cuenta que al regreso en el helicóptero venían cuatro personas, el Coordinador General, Pablo Outes, el ministro de Seguridad, Juan Manuel Pulleiro, el ministro Ricardo Villada y el gobernador Gustavo Sáenz. Mientras Outes jugaba un “Tetris” en su teléfono y Pulleiro perdía su vista en la lejanía de las Yungas, durante todo el trayecto, Sáenz, de color rojo punzó se ocupó de facturarle a Villada su ineficiencia.

En los círculos íntimos de Grand Bourg se habla ya de que el ministro Villada tiene fecha de vencimiento en el fondo del envase y hasta se zarandean algunos nombres que podrían llegar a reemplazarlo. Mucho tendrán que ver los resultados del Congreso del Partido Justicialista y la formación de la nueva CAP (Comisión de Acción Política), que más allá de normalizar al PJ y darle organicidad política, se convertiría en una instancia previa a ocupar los cargos políticos más altos de la provincia.

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