SALTA (Redacción) – Ayer en la Cámara de Diputados de la Provincia se dio un fuerte debate parlamentario mientras se analizaba el proyecto de Ley «Primer Empleo» que fue presentado por Mónica Juárez, quien recibió fuerte críticas por otros miembros de la Asamblea pero especialmente de Manuel Godoy. Denuncia que le bajaron el proyecto a pesar de tener el aval del Ejecutivo y delató que se sintió perseguida «por no callar nada».
Más allá de que la banca que ocupa Mónica Juárez logró conquistarla con el respaldo del gobernador Sáenz, admitió que en este proyecto la dejaron sola. Retrucó duramente y dijo que «esto con Romero y con Urtubey no me pasaba» y admitió que para ella era difícil «reconocer que el proyecto no le interesaba al gobernador«. Sin embargo, recordó que a este proyecto lo trabajó con el ministro de Economía y con el secretario de Ingresos Públicos.
Por otro lado, vociferó contra Santiago Manuel Godoy y lo responsabilizó de «tumbarle» el proyecto. No sólo eso, sino que además lo caracterizó como un «ordinario» y que está en búsqueda de «un minuto de fama porque se está yendo de la Cámara de Diputados», aclaró Mónica Juárez. Manifestó que todos los que se opusieron a su proyecto solamente lo hicieron para favorecer a «otras que aun tienen mandato legislativo».
«A la hora de la votación muchos no sabían si se votaba por la aprobación, por el rechazo o para enviarlo a comisión», admitió la diputada provincial sobre el momento previo a que se trate el proyecto y que en ese entonces era todo un desorden el recinto parlamentario.. Al respecto, aclaró que muchos legisladores estaban apurados por irse a ver el partido de Argentina-Brasil.
Por último, recordó situaciones en las que se sintió perseguida. Se refirió a la carta que le había enviado Juan Carlos Romero por haber hablado sobre el caso de La Ciénaga; también de cuando le habían falsificado la firma para que no dirija una comisión y hasta cuando los compañeros de su bloque la reprendieron por dialogar con los docentes cuando estaban en conflicto con el Gobierno. Finalmente, admitió haberse sentido perseguida «por no callar nada», aludió la legisladora.