SALTA (Redacción) – El vicegobernador y presidente del Senado de Salta recordó la beatificación de los Mártires del Valle del Zenta. Antonio Marocco manifestó también su preocupación por la realidad actual del país, la pobreza y las carencias del sistema educativo. En lo que respecta a la cuestión educativa aclaró que las instituciones deberían volver a ser un lugar de encuentro y de unión familiar.
Antes que nada, empezó recordando a los Mártires del Valle del Zenta que reivindica el accionar de dos misioneros por su obra religiosa en el norte salteño allá por 1683. Pedro Ortiz de Zárate y Juan Antonio Salinas lucharon siempre a favor de la vida y en contra del odio. «Hicieron posible la convivencia, el encuentro, la armonía y un futuro común entre pueblos originarios, criollos y extranjeros», reivindicó Marocco.
Al respecto, el vicegobernador contó que pudo conversar con los cardenales enviados desde Roma y otras autoridades de la Iglesia. En este sentido, Marocco resaltó la preocupación de los religiosos por la situación actual del país y que se asimila con lo que pasa a nivel mundial. Además, aclaró la preocupación por la pobreza, el egoísmo, el individualismo y las desigualdades abismales que imposibilitan el encuentro en comunidad.
La preocupación del vicegobernador por la cuestión educativa
Otro de los tópicos que generó la preocupación de Marocco y de los religiosos fue la cuestión educativa. «Las escuelas no pueden seguir considerándose un depósito ni una guardería de hijos y adolescentes. Mucho menos un merendero o un comedor de emergencia que reemplace el encuentro familiar en la mesa de los argentinos», manifestó el vicegobernador. En este sentido, aclaró que esto se vincula con «ideas neoliberales que defienden la mercantilización del aprendizaje».
«Las escuelas deben volver a ser la usina central de la movilidad cultural ascendente y la institución garante de la igualdad de oportunidades», enfatizó. Al mismo tiempo, Marocco planteó que «debemos llevar adelante una revolución educativa para que nuestros jóvenes adquieran las herramientas fundamentales que les permitirán desarrollarse en un mundo que cambia de reglas y necesidades a ritmo vertiginoso», resumió el vicegobernador.
Por último, aclaró que «la familia, el trabajo y la educación son ordenadores del tejido social. Son las cosas que nos unen como comunidad; son los valores que no perecen ante la modernidad líquida ni ceden ante la cultura del descarte», expresó el vicegobernador. Haciéndose eco de la característica frase del Papa Francisco, exclamó que «la familia, el trabajo y la educación siguen siendo el camino. Es el camino que han abrazado las sociedades a lo largo de la historia para superar crisis, guerras y catástrofes. Y es el camino que debemos volver a abrazar», concluyó Marocco.
