SALTA (Redacción) – En Salta, la época estival es propicia para la proliferación de alacranes, algunos de los cuales son venenosos y su picadura requiere intervención médica inmediata. Por lo que se recomienda ante una picadura visitar un centro de asistencia. En lo que va del mes de enero, en el hospital Señor del Milagro se han atendido 15 casos leves de picadura. Todos los pacientes recibieron tratamiento médico sin necesidad de utilizar suero inmunitario.
El programa de Vigilancia Epidemiológica del hospital recomienda a la población adoptar medidas para evitar la presencia de alacranes en las viviendas y sus alrededores y prevenir picaduras. El veneno es una toxina que actúa sobre el sistema nervioso y requiere medicación específica. Lo primero y básico es identificar si en la vivienda hay presencia de cucarachas, que son otro insecto que atrae a los alacranes.
Al respecto del alacrán en sí, se conocen tres especies de este arácnido. El más común en Salta es de color castaño claro, con tres bandas marrones a lo largo del lomo. Sus patas son de color uniforme, sin manchas. Tiene pinzas finas y largas y mide entre 4 y 6,5 centímetros. Posee una prolongación articulada que termina en un aguijón y una púa, con lo que inyecta el veneno.
Asimismo, es de brutal importancia, mantener la limpieza y ventilación de los ambientes, teniendo cuidado al remover objetos. Evitar la acumulación de escombros, ladrillos, tejas, leña, madera y otros objetos que puedan servir de refugio a los alacranes. Evitar que los niños jueguen en esos lugares. Tapar grietas en revoques. Poner especial cuidado si las paredes son de ladrillos huecos. Sellar las cámaras de las cloacas y colocar mallas metálicas en rejillas de cocina, baño, lavadero y desagües.
Tampoco introducir las manos desprotegidas en huecos de árboles, paredes, debajo de piedras, maderas, etc. Si ya se encontró un alacrán en la vivienda, revisar la cama antes de acostarse. No dejar ropa en el suelo o colgada de las paredes. Revisar y sacudir las prendas antes de usarlas. No andar descalzo, sobre todo en patios y jardines. Y, finalmente, revisar los zapatos, sobre todo antes de calzarlos a los niños.