Connect with us

Hola, ¿Qué estás buscando?

Salta 4400

SOCIEDAD

Los virus del fin del mundo

Compartimos con nuestros lectores una columna del prestigioso periodista Ernesto Bisceglia

Prevención del coronavirus en Salta

SALTA (Ernesto Bisceglia) – La divulgación de pandemias por el orbe no es cosa nueva ni final. La humanidad registra casos de epidemias que cambiaron la historia, que destruyeron grandes imperios y que causaron profundos cambios económicos y sociales. La impresión de aquellos pueblos fue penar en castigos divinos y expiaciones masivas que anticipaban el fin del mundo.

La llamada “Peste de Justiniano” fue una pandemia masiva que asoló a Europa entre los siglos VIII y X –dopo Cristo- cuya magnitud se tiene como causa de la caída del Imperio Romano de Occidente. Más tarde, en el siglo XIV -1346/1353-, volvió a presentarse diezmando a la población en proporciones importantes, superando a las endemias que afectaban comúnmente como la gripe, el sarampión, la disentería y la temida lepra.

En la descubierta América de Cristóbal Colón un puñado de aventureros echó abajo imperios no sólo por su superioridad técnica en materia militar sino por la inoculación en el continente de enfermedades para las cuales los originarios no tenían defensas. Al revés ocurrió cuando hacia 1700 los franceses desembarcaron en Haití para reprimir a los esclavos sublevados, fueron abatidos por enfermedades locales y de allí es que ese país pudo lograr la independencia.

El biogeógrafo Jared Diamond –citado por La Vanguardia (07/03/2020 )-, señala que “La observación histórica nos lleva a la conclusión de que los gérmenes y las infecciones han dado forma a la humanidad”, ya que su aparición ha modelado nuevas estructuras sociales, generado otras conductas y en ocasiones han sido motivo de evolución de la sociedades.

La Peste Negra rediseñó a la sociedad europea contribuyendo a la fractura del sistema feudal, produciendo grandes transformaciones, sobre todo en el pensamiento. Hasta allí el modelo era “El Mundo y el Hombre para Dios”, pero las penurias pasadas y la cohabitación con la muerte hicieron caer el velo que el catolicismo había impuesto sobre los individuos que se dieron cuenta de lo fugaz de su existencia y entonces se invirtió el modelo de pensamiento: “El Mundo y el Hombre para el Mundo”; naciendo así el Renacimiento.

La cura de una epidemia como factor de poder

Contar con la posibilidad de enfermar a una población y tener la cura a esos males se convirtió también un factor de poder que potenció a las industrias militares. En el siglo XVII cuando la malaria se llevó la vida de diez cardenales, el Papa Urbano VII pidió por una cura para la enfermedad. De resultas que el descubrimiento de las propiedades de la quinina hizo que los gobernantes se dieran a la búsqueda de acumular esa sustancia inaugurando el tiempo en que el saber científico se transformaba en factor de poder y de dominio militar. Así, grandes ejércitos sucumbieron antes a los virus que a las armas.

Así nacían las teorías de la conspiración que pensaban a las epidemias como herramientas de control social siendo el ejemplo de la epidemia de cólera de 1832 que mató a casi veinte mil parisinos adjudicada a Felipe de Orleans quien habría envenenado el agua, desatando otro tipo de cólera, la de los ciudadanos que terminaron en un estallido de violencia.

La aparición de epidemias o pandemias moviliza a buscar responsables y la cuestión siempre se divide entre ricos y pobres. El SIDA estigmatizó a los homosexuales, el ébola a los africanos, las pestes europeas hicieron lo propio con los gitanos porque su forma de vida era considerada peligrosa. En la Argentina, aunque parezca insólito, con la aparición del coronavirus, los vecinos del exclusivo Nordelta denuncian que se sienten discriminados porque este es un virus de los pudientes que pueden viajar al exterior. La estupidez también puede considerarse una pandemia.

La prevención, el mejor remedio

Ya en los tiempos de las pestes los gobernantes tenían conciencia de que la prevención era la mejor arma para combatir las epidemias. Por supuesto que la praxis era diferente y hoy sería contraria a los derechos humanos ya que ante los síntomas el ciudadano era expulsado extramuros y allí se curaba o se moría. Aquellos que estaban fuera no podían regresar y en caso de hacer, incluso si eran funcionarios, eran ejecutados.

Hoy la prevención pasa por la abstención, por el aislamiento y las conductas responsables, tanto de gobernantes como de ciudadanos. Los europeos tienen experiencia y gobiernos capaces y aun así la pandemia está haciendo estragos en los países de cuño más latino. Los sudamericanos, en particular en la Argentina, los funcionarios no saben o no toman conciencia de la magnitud que podría tener un avance similar en el país, atendiendo al hecho de que se carece de la estructura necesaria para contener tal situación.

El coronavirus no tiene la entidad de la Peste Negra ni de otras “miasmas” que azotaron a la humanidad y a diferencia de aquellas pandemias no produjo especulaciones apocalípticas ni temores de extinción de la humanidad. ¿Será porque esta civilización ha evolucionado en su razón… o será que ha perdido todo temor ante la Divinidad?

Síguenos en Facebook

Todos los derechos reservados - © 2023 - Salta4400.com - Salta, Argentina