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SOCIEDAD

Coronavirus: ¿Es el fin del capitalismo? ¿Y ahora cómo sigue la historia?

Compartimos con nuestros lectores la columna del prestigioso columnista Ernesto Bisceglia

Crisis global por el coronavirus
Crisis global por el coronavirus
Ernesto Bisceglia
Ernesto Bisceglia

SALTA (Ernesto Bisceglia) -La caída del Muro de Berlín representó para el mundo el fin del sistema comunista. El marxismo continuó siendo un nihilismo propio de atrasados y melancólicos suburbios del mundo. La globalización fue la palma de la victoria del capitalismo liberal.

Aquel liberalismo destruyó los valores heredados de la Modernidad: Patria, Soberanía, Cultura, Familia, incluso Dios, fueron avasallados por la conectividad en la “Aldea Global” y se inyectó una política destinada a licuar la moral de las sociedades destruyendo al Estado que quedó a merced de una entelequia económica denominada “Mercados”.

Ahora, de pronto, un microbio se lleva puesto a todo el planeta y en pocas semanas, como un artesano diabólico modela nuevas estructuras sociales, culturales y económicas, sembrando dudas sobre cómo será el mundo supérstite.

La víctima propiciatoria de esta “Pascua” mundial (Paso) es sin duda el capitalismo porque hasta en su cuna, Wall Street, el Estado tuvo que salir a salvar vidas y bienes. Aún más, allí, en su propio nido no tienen idea de lo que puede pasar ya que en tan sólo dos semanas han quedado sin trabajo 17 millones de norteamericanos, mientras que durante los cuatro años de la Crisis de 1929 quedaron 25 millones de desempleados. Y esto recién comienza.

Gobernabilidad o gobernanza

La crisis del COVID-19 plantea un desafío a la gobernabilidad y a las instituciones del Estado que si bien recobra su papel rector en la sociedad no podrá sostenerse en los términos actuales, sencillamente porque no podrá financiar el costo de la crisis en soledad y tendrá que dinamizar acuerdos con los distintos sectores de la sociedad, es decir, dejar de ser aquel paradigma vertical para trabajar desde una mirada horizontal con los actores sociales.

Un dato relevante es el fin de los relatos –léase el verso político-, porque ahora como nunca “La Única verdad será la realidad”. La historia volverá a encarrilarse como “Maestra de la vida de los pueblos”. La política de Barak Obama respaldada por la historia será la fuerza moral para levantar a los pueblos. Se acaba el tiempo de los “trapos”.

Avanza el momento del fortalecimiento del Estado y de sus Instituciones frente a los negocios de la ONGs y las multinacionales. Dentro de ese esquema los municipios serán la base de la gran reforma social que se avecina.

Se aproxima el “Estado y la Sociedad Digital”, porque lo que ayer era futuro, hoy ya es realidad: una buena parte de la economía se tendrá que recuperar desde el trabajo en Red; lo mismo que la educación y será el momento de operar una gran descentralización digital lo cual vendrá en beneficio del achicamiento del gasto público. Esto claro, lleva a pensar en nuevas fuentes de trabajo para absorber tanta mano de obra estatal y para colmo no capacitada.

La dependencia de consultores especializados en medicina, en sociología y en ingeniería financiera por parte de los líderes para conducir la crisis sanitaria demuestra que se debe volver a una inversión importante en ciencia y tecnología. El país, la provincia y el municipio que no inviertan en descentralización telemática quedarán en la nueva Edad de Piedra.

Para una sociedad resiliente es imprescindible una reforma educativa

Hay que pensar que dentro de unos meses el mundo será distinto, los que sobrevivan tendrán que adaptarse a nuevas formas de pensar y de hacer, es decir, habrá que refundar a la sociedad y la herramienta para eso es la educación.

Los países que quisieron cambiar el rumbo y modificar su historia lo hicieron a partir de una reforma educativa. En Argentina se hizo en 1884 con la sanción de la Ley 1420 que llevó al país a convertirse en una potencia, por ejemplo. La Tercera República francesa es otro caso que se modeló bajo los preceptos de Emile Durkheim y así.

Una educación para pensar, para ser libres y creativos porque los viejos moldes habrán desaparecido, aunque éste es el desafío porque en un momento de recuperación del Estado, que éste sea gobernado por mediocres es un mal pronóstico. De allí que esa reforma no debe ser organizada desde el Estado sino a través de un Congreso Pedagógico multidisciplinario y abierto. Aunque para esto hay que contar con líderes y no con burócratas.

Se aproxima la hora de los líderes sociales que reemplazarán a los políticos de oficio. Si bien las corporaciones políticas continuarán saqueando al Estado, abajo, en el semillero municipal las cosas van a cambiar.

¿Qué hacer? Resistir, pensar en qué y cómo hacerlo cuando pase la pandemia y refugiarse en aquellos valores de la Modernidad, una nueva espiritualidad, la familia y un sentido de pertenencia y permanencia en la comunidad, aquello que llamaban la Patria.

Habrá que comenzar de nuevo.-

Ernesto Bisceglia

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