SALTA (Ernesto Bisceglia) – Participar no es lo mismo que marchar. El que marcha participa de una movilización, pero sus efectos terminan apenas terminado el evento (si es que tuvo alguno). Pero participar para cambiar requiere de un compromiso diferente, del ejercicio de una militancia cívica.
Esta cuestión nos devuelve a la consideración del municipio como eje de la reconstrucción política pero ahora también social, porque las macro medidas marcan caminos generales, para todos, pero es en los municipios donde los vecinos adaptan las leyes a sus costumbres: es el derecho consuetudinario.
Esto no significa no acatar las leyes, normas y disposiciones, porque eso sería predicar la anomia o la anarquía, sino que rescatar la importancia de la participación vecinal en los municipios como ejes del cambio que ha sobrevenido.
Para decirlo de manera más clara, un pueblo que no conoce sus derechos es un conjunto de personas que termina formando parte de la hacienda política de un intendente. En la Argentina el fenómeno del caudillismo está muy acendrado en la mente de los dirigentes, y basta llegar a un sillón comunal para apropiarse de la vida y destino de los vecinos.
De allí que sea necesario en la próxima Reforma de la Constitución de Salta contemplar la limitación de los mandatos. Nadie debe estar más de dos períodos en sus cargos. La experiencia nos indica el fracaso en que terminan terceros mandatos. Y no digamos de aquellos que se han extendido por generaciones, literalmente.
Es notable comprobar que la gran mayoría de los municipios donde sus intendentes, diputados y senadores han terminado conformando un clan político, sean los que mayor atraso revelan. Esto denuncia que la ausencia de dinámica electoral es contraproducente al desarrollo vecinal.
La pandemia, el mejor negocio para adulterar a la democracia
Los intendentes tienden a desarrollar un paternalismo sobre los vecinos y esta pandemia les ha dado un pretexto para ejercerlo apoyados por las disposiciones de aislamiento y las restricciones de movilidad dispuestas. La ignorancia general sobre lo que está ocurriendo en realidad colabora para que en algunos casos estos individuos realicen una “interpretación personal” de leyes y decretos, acreditándose el título de pequeños dictadorzuelos.
La única manera de evitar los abusos de poder y de preparar el terreno vecinal para avanzar hacia el nuevo orden que ya se impuso es saliendo de la zona de confort y participando. Hoy, el internet es una muy buena herramienta para alzar la voz y opinar, reclamar y hasta denunciar.
De esa participación habrán de salir los nuevos líderes sociales que van a reemplazar con el tiempo a los viejos políticos de mandato cumplido y vencido.
No permitir la permanencia en los cargos es hoy una responsabilidad vecinal, si es que se pretende vivir en un lugar donde la alternancia vigorice al orden democrático.
Se trata de vencer al caudillismo, una enfermedad que ya, en 1850, Sarmiento denunciaba en Facundo, diciendo: ¡Cuidado, pues, ese mal lo traemos en la sangre!
Por eso, el antídoto contra el caudillismo municipal y la permanencia es la participación.