SALTA (Redacción) – La crisis económica es un hecho en una marcada realidad que nos apremia como sociedad en este momento. La pandemia no ha dado lugar para ningún respiro. Los días se pasan contabilizando pacientes positivos de Coronavirus y por otro lado, atajando las sumas y restas de los balances económicos. En este marco, el sector turístico gastronómico dio cuentas de un panorama aterrador y poco esperanzador para quienes apuestan a él.
En una entrevista brindada a FM Profesional 89.9, el presidente de la Cámara Hotelera y Gastronómica de Salta, Eduardo Kira, señaló que el sector perdió tres veces más que la economía del país en general. Cabe recordar que en nuestra provincia el turismo y por ende, rubros afines como lo es la gastronomía, fueron víctimas de un impacto mayúsculo. Los mismos tienen que sopesar las medidas preventivas y las restricciones existentes para la circulación.
Kira indicó que hasta fin de año habrá una pérdida de 280 mil puestos de trabajo aproximadamente. Es así como se traducen los efectos de la pandemia en nuestro día a día. De hecho, manifestó que, si no se declara la emergencia económica para el sector, el 70% quedara fuera del sistema. Esto representaría un duro golpe al bolsillo de los trabajadores y la economía familiar.
La economía informal en ascenso
A pesar de este escenario un tanto oscuro, Kira aclaró que no es que cerrarán o dejarán de trabajar. Al contrario, consideró que pasarán al sistema informal generando mano de obra en negro. Es decir, nuevamente tomaría impulso y se consolidaría la economía informal en nuestro país; una economía que históricamente ha registrado índices de este tipo en el país y que no hacen más que estancar la situación.
Esta misma postal es la que refleja el presente de las ferias barriales y los comercios, quienes entre una u otra diferencia, empiezan a sentir la exigencia y el desgaste que los envuelve actualmente. Por un lado, las obligaciones monetarias e impuestos municipales no cesan pero la compensación de los ingresos no es la ideal al momento de encarar un trabajo que sea legítimamente sustentable y digno.
