SALTA (Redacción) – El Comité Operativo de Emergencia anunció mediante un comunicado las nuevas medidas que comenzarán a regir a partir del domingo 4 de octubre. Entre las habilitaciones y restricciones vigentes, no se incluyó la reapertura de gimnasios ni de predios deportivos como lo son las canchas de fútbol. Esto se debe a que las actividades grupales están prohibidas mientras tanto se extienda el Aislamiento Social, preventivo y obligatorio.
Al igual que los artistas se mostraron molestos por las trabas y demoras en el proceso de reinserción laboral, propietarios de canchas de fútbol explicaron que hace meses que se encuentran cerradas. En este sentido, Marcelo Cil referente de la Asociación de Predios y Administradores deportivos, indicó en radio 89,9, que en muchos de los casos la situación es “muy apretada”.
Al respecto, comentó que algunos propietarios dependen únicamente del ingreso generado con las chanchas. Mientras tanto, en otros casos han empezado a vender cosas “a precios regalados para poder comer”. Por otro lado, señaló que aún no comprenden porque no les permiten abrir los predios. Por ello, recordó que desde diferentes organismos internacionales se indica que el deporte al aire libre no tiene una taza alta de incidencia en los contagios de coronavirus. Se trata de un protocolo que aún se evalúa y que no está aprobado.
La ley como fomento de la ilegalidad
“La imperiosa necesidad hará que términos abriendo, no queremos hacerlo contra la normativa” aclaró. Por ello, Cil cuestionó también que se habilite la gastronomía, por citar un ejemplo. El mismo explicó que en base a lo que se ha podido observar días atrás antes que nuevamente se suspendiera, no se respetaban del todo los protocolos en los locales aprobados para tal fin.
Finalmente aseguró que los jóvenes de todas formas se siguen juntando en las casas para que no los vean. «Si estuvieran abiertas las canchas de fútbol irían y satisfacerían su necesidad social”, subrayó. De hecho, muchos expertos hicieron hincapié en la necesidad de preservar la salud física y mental. Su apreciación va de la mano con la de muchos gastronómicos que ven en las restricciones horarias por ejemplo, un fomento de la actividad ilícita, paralela y sin medida alguna.
