SALTA (Redacción) – Con los últimos días del 2020 pisando los talones, los balances se vuelven parte de la agenda y resulta urgente repensar las estrategias. En este marco, quien la tiene difícil es el Ministerio de Educación frente a una crisis sin precedentes; crisis que hizo de la inoperancia, la improvisación y la postergación los fuertes de la educación en Salta. Miles de cartillas educativas abandonadas son un ejemplo gráfico de ello.
Frente a masivas críticas y reclamos por la falta de planificación y soluciones respecto a los programas educativos, ahora se suman las fotografías y videos. Los mismos fueron difundieron en medios locales. En el material pueden verse algunos recursos escolares que eran para este año, abandonados en pilas en el piso de las dependencias del ministerio en cuestión. La indignación y el malestar social no tardó en llegar.
La educación abandonada en los pasillos
Con miles de niños sin acceso a una mínima conectividad y los padres haciendo malabares para cumplimentar las tareas, los docentes reclaman condiciones edilicias justas, paritarias y recursos para garantizar los niveles de educación previsto. Así las cosas, con un ida y vuelta sin respuesta alguna y los niños en el medio, la educación en Salta cae en un abismo del que es difícil de salir.
Según trascendió, fue un docente quien presenció el abandono en el que se encuentra una gran cantidad de material educativo. Cartillas que no fueron repartida, ni aprovechada por la provincia. Las cartillas de Educación de Ciclo Básico, apiladas, arruinándose y sin repartir, son contundentes. A esta altura, poco puede hacerse para contener la crisis más que pensar en como atajar la pelota a partir del 2021.
Hoy la educación, o parte de ella, yace abandonada y pudriéndose en los pasillos de las oficinas técnicas del Ministerio de Educación de la Provincia. La cuenta regresiva para volver a las aulas de manera presencial tendrá que esperar hasta el 1 de marzo, mientras que cada vez son más las voces que se hacen eco de la desigualdad educativa que motivó la virtualidad, o peor aún, la falta de gestión estatal.