SALTA (Redacción) – A pesar de las diferentes medidas que se vienen tomando en los últimos años para reducir progresivamente hasta eliminar la pirotecnia, su uso sigue siendo algo habitual en las fiestas de fin de año. Si bien, en la última Navidad no se utilizó tantos explosivos se espera que para recibir el Año Nuevo se incremente su uso. Lo que para muchos es diversión, para otros es un gran sufrimiento como ocurre con las personas con autismo.
Desde la Asociación de Padres con niños autistas han manifestado su preocupación porque las expectativas para esta noche son totalmente diferentes. «Somos realistas, en año nuevo siempre se tira más (pirotecnia) que en Navidad«, admitió uno de los referentes de la asociación salteña y padre de un hijo con autismo, quien sufre un terrible daño al escuchar los explosivo.
En este contexto, aclaró: «Hoy pasé por varios locales de pirotecnia y estaban todos llenos». Lo que es un claro indicador del uso de explosivos que podría haber esta noche. Para las personas que sufren autismo, la pirotecnia explosiva produce autolesiones, taquicardia, ataques de pánico, ansiedad y hasta escapismo. Por eso, se debe tener conciencia del daño que provoca su uso en este sector de la población.
Luis, otros de los activistas en contra del uso de la pirotecnia, explicó que «Una crisis de un chico con TEA dura entre 45 minutos y una hora. Mientras que otros chicos con 5 o 10 minutos de llanto ya luego están bien. Pero nuestros chicos quedan estresados, la pasan realmente mal. No es que les moleste la pirotecnia, sino que les hace daño» y además «es una cuestión social, bebés, niños, adultos mayores, animales, veteranos de Malvinas, mucha gente no la pasa bien con pirotecnia con estruendo«.
De todos, por suerte en los últimos años se pudo visualizar una reducción en el uso de pirotecnia explosiva . «Se mermó no solo en cantidad, sino en duración. Ahora como mucho son 10 o 12 minutos de festejos fuertes y luego ya pasó», destacó. Por último, valoró el rol de las nuevas generaciones, «somos conscientes que los chicos de la familia son los que hacen la diferencia, piden más luces y menos ruido», concluyó Luis.
