SALTA (Redacción) – La educación es un pilar básico para la formación de los niños y las juventudes, se suele decir. Sin embargo, a la hora de la realidad; los más perjudicados con los días sin asistir al aula son ellos mismos. La Coalición por la Educación compartió un dato preocupante y es que las clases en Salta están siendo menor a lo esperado. De los 87 días programados sólo se garantizaron 51.
Pues, ¿cuál es la explicación a todo esto? La lucha de los docentes autoconvocados llevó a que muchos chicos perdieran días de clases. En total fueron 36 jornadas curriculares en la que no se pudieron difundir los contenidos específicos. Este dato preocupante posiciona a Salta como la segunda provincia con más jornadas perdidas. Solamente está adelante Santa Cruz con tan sólo 51 asistencias.
Coalición Educativa es una organización fundada por expertos, padres, docentes y representantes sociales. Se reveló que en Salta estaba programada hasta el 30 de junio 87 días de clases pero sólo se terminaron garantizando 51 jornadas. Resumido en cifras porcentuales esto representa el 58,6%. Un dato a tener en cuenta es que de todos los días perdidos 36 se asocian directamente con la huelga docente.
De todos modos, son varios los motivos que explican esta reducción drástica de los días de clases. Las jornadas de huelga son sin duda un indicador clave, pero también se puede contabilizar por los problemas climáticos, feriados provinciales, jornadas pedagógicas y otros motivos.
Una experta implica los efectos sobre los estudiantes
Silvia Álvarez es la referente de la organización en Salta y explicó a un medio local las consecuencias de esta situación. El área académica donde más fuerte impactó es en las matemáticas, contó la docente. Aproximadamente el 90% de los alumnos con necesidades económicas están por debajo del nivel académico. En la secundaria la mayoría de los estudiantes tienen problemas, lo que consideró dramático y alertó sobre la necesidad de una intervención urgente.
«Al perderse tantos días de clase, después son difíciles de recuperar, es casi imposible para los docentes ponerse al día con los contenidos. «No podemos decir que un 85,8 por ciento de los chicos en el nivel secundario son todos malos en matemáticas. Ahí hay un problema porque la enseñanza-aprendizaje es un proceso. Hay alguien que enseña y hay alguien que aprende. Si el que está aprendiendo no está aprendiendo, también hay que revisar y poner el foco en el que está enseñando», remarcó Álvarez.
«En nuestro caso, si el chico no está en la escuela aprendiendo, difícilmente por las características socioeconómicas de nuestros alumnos eso lo puedan aprender en la casa o en otro lugar que no sea en la escuela. Desde el punto de vista de la pobreza multidimensional Salta es una de las provincias más pobres. Entonces, es un problema. Si el chico no puede aprender en la escuela, ¿dónde va a aprender? Es difícil», finalizó a modo de conclusión Álvarez.
