Cuando la belleza conduce a la muerte
SALTA (Gladys Coviello ) – En los troncos elevados de varios árboles de la Plaza Urquiza, aquí en Tucumán, unas plantas que suponía cierta variedad desconocida de orquídeas me asombran e intrigan. La avenida Aconquija que conduce hacia Yerba Buena muestra los lapachos añejos pletóricos de estas insólitas decoraciones.
Extiendo mis brazos al máximo y alcanzo a tirar de la punta final de la planta que está en una enorme acacia. Es una perfecta cola de ratón suave al tacto y aterciopelada. Estuve observándola durante mucho tiempo sin descubrir su identidad. No ubiqué este vegetal en libros ni por internet hasta que recurrí a los investigadores del Instituto Miguel Lillo. Fueron Cárdenas Ypa, Bulacio y Ayarde quienes me proporcionaron la información correcta: son helechos del orden Polypodiales que desde lejos parecen plantas de orquídeas patitos, las oncidium bifolium u orquídeas bailarinas, esas epífitas rústicas que florecen en generosos racimos amarillos y que son fáciles de cultivar.
Estos helechos son plantas nativas originarias de América y África. En nuestro país habitan en Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Jujuy, Misiones, Salta y Tucumán.
La microgramma squamulosa es una planta epífita que crece sobre otros vegetales usándolos solo soporte como las bromelias, los claveles del aire y las orquídeas. Se diferencian de las plantas parásitas que se alojan en los árboles y obtienen la humedad del aire o de la lluvia que se escurre a través de las raíces y extraen los nutrientes para desarrollarse perjudicando a quienes las alojan.
Extiendo la porción del tallo singular que he arrancado sobre mi escritorio y lo examino bajo la lupa. Parece el cuerpo de una culebra que va adelgazándose hacia el final donde se vuelve blanda, suave como de terciopelo recubierto con hilos gruesos color ámbar con reflejos dorados que brillan donde les da más luz. Raspo la piel y debajo aparecen segmentos muelles más oscuros.
Las hojas lanceoladas de color verde sin brillo se adhieren a la raíz a través de un tallo corto. Tienen 10 cm las jóvenes y más de 15cm las maduras. Desde el eje principal se desprenden dibujos perfectos por su simetría. Son óvalos apareados que contienen otros más pequeños y se cierran en el centro con una línea vertical.
Las microgrammas squamulosas comienzan su ascenso entrelazándose desde la parte alta del tronco y se posicionan en las ramas más gruesas. Allí las numerosas raicillas finas, como una hebra de hilo de más de tres centímetros de largo, penetrarán en la planta anfitriona para fijarse y continuar trepando en busca de más luminosidad. Los haustorios son los encargados de adherirse a la cutícula del hospedante y cumplen una función mecánica o de sujeción. En la raíz y en los tallos se ha encontrado la presencia de flavanoides y taninos, sustancias que intervienen en la sanación de úlceras estomacales.
Estos helechos extraños embellecen los árboles más robustos. Los habitan hasta causarles la muerte, no porque consuman sus nutrientes, sino que los envuelven totalmente hasta impedir que reciban luz necesaria y asfixiarlos.