SALTA (Redacción) – El público salteño tiene cita con la música el próximo viernes 4 de mayo, ya que aterriza en la ciudad la excéntrica y misteriosa artista Juana Molina en el marco de su gira por el Norte, en miras a presentar su última producción discográfica “Halo”, repasar sus mejores canciones y vivir una noche distinta en torno a la música indie, folk, electrónica que tanto la distingue dentro del repertorio de cantantes y músicos alrededor del mundo. El encuentro tendrá lugar en El Teatriño, Aniceto Latorre y Alvear, a partir de las 22 horas.
Desde sus inicios y cuando eligió tomar el toro por las astas, dedicándole todo su tiempo a la música, Juana ha causado sorpresa para quienes la tenían como una de las mejores comediantes en el país. Con pasión y compromiso supo articular una personalidad sólida y distinguida y ganarse un lugar en la agenda mundial, con admiradores alrededor del mundo, haciendo de su música una marca registrada.
En esta oportunidad, recorrerá «Halo», el séptimo álbum, confirmando el camino experimental iniciado años atrás a la vez que se constituye como un nuevo escalón en la construcción de una voz propia e inconfundible. El que la conoce y la escucha sabe que la virtud de su música radica en alejarse virtuosismo entendido como predominancia de la técnica ya que el poder expresivo en este caso está siempre por encima del demostrativo.
Precisamente, en las doce canciones de Halo los procedimientos compositivos e interpretativos alcanzan un grado de refinamiento y sofisticación únicos. Entre sus rasgos -inseparables entre sí- se destacan los ritmos hipnóticos, la exploración tímbrica, el devenir abstracto de la voz y la dimensión corporal y física de una música íntima y personal.
En el caso de las letras y haciendo juego con la melodías que le dan vida, las mismas tocan la brujería, la premonición y los sueños, siempre utilizados como metáforas de los estados emocionales. Voces que a veces se alejan de la palabra y el significado para ser reducido a fonemas abstractos y onomatopeyas. Lo mismo sucede con su música. Juana se acerca a ésta de una manera muy física e intuitiva: cada instrumento y recurso electrónico es una extensión de su cuerpo y se utiliza para expresar sentimientos y estados de ánimo.
Su singularidad se basa en la magia en su sentido más antiguo, el de arte o techné, aquel que articula el saber con el hacer, el que produce lo que antes no existía. Esta ventaja no deja de interpelarla en este disco.
En Halo Juana Molina puede ser entendida como una bruja buena. En las antiguas leyendas populares se creía en la “luz mala” (fuego fatuo, fosfo- rescencia causada por la putrefacción de los huesos de animales muertos) ese extraño halo que flota sobre el suelo y asusta a los viajeros por la noche. No en vano en la tapa del álbum un hueso nos está mirando, y cuando un hueso nos mira, estamos siendo observados por toda la historia de la paleontología.
El hueso es un signo de haber estado, es lo último que queda después del paso de buitres, hienas, roedores y gusanos. Pero el hueso se convirtió en palanca, en arma y en superficie de inscripción. En este marco, este hueso en particular no es siniestro ni amenazante, sino que quiere reconciliarnos con su especie. Es a la vez juguetón y serio, irónico, imaginativo y mágico, como la música de Juana.
Tras su lanzamiento Halo fue aclamado por la crítica y mereció grandes reconocimientos. Fue seguido por una gira debut por Europa, EE.UU., Japón y Latinoamérica, incluido un ciclo de espectáculos en su ciudad natal, Buenos Aires, y un circuito de festivales en todo el mundo. Además, el show de Juana fue seleccionado como uno de los mejores del Sónar Barcelona 2017 por The New York Times, y Halo como uno de los mejores álbumes del 2017 por The Guardian y Stereogum.
Su talento, su originalidad y su convicción continúan superando límites y refutando la teoría, habilitando su “hipnótica” música y permitiendo que esta llegue a nuevos oídos para alterar el paradigma y generar una propuesta que se renueva continuamente. Esta vez, Salta será testigo de ello.
Cabe recordar que Halo fue grabado en la casa de Juana y en Sonic Ranch en Texas. La producción musical, a cargo de Molina, tuvo la colaboración de Odín Schwartz y Eduardo Bergallo. Participan Odín Schwartz en guitarra, bajo, y teclados y Diego López de Arcaute en batería y John Dieterich (Deerhoof) como músico invitado en algunas canciones.
Fuente: Sitio oficial www.juanamolina.com