La crisis sanitaria no sólo paralizó las actividades de gran parte de la sociedad. Además, en una suerte de “efecto rebote”, sacó a luz algunas cuestiones que rayan en la irregularidad institucional, o bien, la circunstancia de excepción pretendió utilizarse para configurar un cuadro de situación que no se compadece con la realidad. En otras palabras, los papeles están flojos y la realidad no es la única verdad. Un caso testigo es lo que ocurre en la Unión de Rugby de Salta.
Lo cierto es que el llamado a celebrar la Asamblea Ordinaria se vio interrumpido por la supuesta comisión de irregularidades por parte de esa entidad deportiva en orden a tiempos y modos de manejar la información así como en la detección de errores en el cómputo de los votos.
Estas situaciones antes descritas llevaron a que Instituciones como Tigres Rugby Club, Universitario Rubgy Club y Tiro Federal, solicitaran una medida cautelar de no innovar a fin de que se mantenga la dicha suspensión para llamar a la Asamblea Ordinaria, hasta tanto “la casa no esté en orden”.
Esa medida autorizada por la Justicia con fecha 22 del corriente mes está vigente, más allá de que desde la demanda Unión de Rugby de Salta se pretenda mostrar a la comunidad que todo está ordenado y tranquilo.
El argumento de que la pandemia alteró los tiempos para presentar y certificación los balances no sería otra cosa que un amaño para forzar una situación que esconde, por lo menos, desprolijidades que conducen a sustentar un ánimo de desconfianza, nunca aclarado debidamente por la demanda.
Prueba de lo anteriormente expuesto es, precisamente, la resolución favorable de la Justicia a mantener la suspensión del llamado a esta Asamblea hasta tanto no se aclaren los argumentos en disputa.
No sería ésta la primera vez que desde las Instituciones que reglan alguna disciplina deportiva los dirigentes se conducen de esta manera arrogante y autocrática; hacia fines del año pasado un problema similar ocurrió en la Liga Salteña de Fútbol cuando se pretendió hacer votar un resultado conveniente a la reforma del fin último (deportivo) para transformar a esa Entidad en un consorcio inmobiliario y financiero, bajándole el micrófono del Zoom a asociados como el Club Gimnasia y Tiro, que determinó iguales reclamos.
Una “casa en orden” es sinónimo de irreprochable transparencia, de prolijidad administrativa y de honestidad de procedimientos, caso contrario, se perjudica el espíritu deportivo y se tracciona el ánimo social hacia una consideración sospechosa en el manejo de Instituciones que justamente, deben predicar con su accionar deportivo el fomento de valores morales, personales y sociales.
