( Por José de Alzaga).-Amigo Lector: La pandemia es un retiro “sine die” que nos obliga a los espíritus nobles como el que suscribe al recogimiento y la meditación, particularmente aquellos que estamos libres del trasiego diario de los que deben “sudar para ganar el pan”, como lo mandó el Creador en el Génesis y que ahora están privados de su libertad ambulatoria, como es el caso del populacho.
Y hablando de populacho, termino de leer entre todo el fárrago de mi correspondencia una copia de la carta dirigida a vuestro gobernador actuante, Gustavo Sáenz, para unos, un aspirante a Napoleón –por la envergadura, digo- y un émulo del Petiso Orejudo para otros. La misiva de marras que comento, va también dirigida a la intendente –que os diré es tal y no intendenta como ella y la bobería de género intenta imponer-; pero claro, para explicaros esto debiera disertar sobre el sentido de los sustantivos epicenos y su forma igualitaria, toda una materia que seguramente escapa a la comprensión de la murga que acompaña a la intendente en esa municipalidad. Es tan hostil a la pureza de la lengua castellana decir “intendenta”, como decir “La Gallo no cacarea bien”. Una gránula de cultura para vosotros.
Pero digo, hallo esta misiva firmada por un tal Francisco Aráoz, cuyo apelativo de “Pancho” es apropiado pues ese adminículo cárnico se produce moliendo equinos, quien invita al Napoleón salteño, aunque para león le falta un trecho largo, y a la intendente, Bettina, alias “La Titi”, a cabalgar juntos el próximo domingo 8 de agosto en lo que al parecer será más una estampida de matreros que un homenaje al benemérito de la Patria, Martín Miguel de Güemes. Amenaza aquello con parecerse más a una “saudade” de la invasión de Felipe Varela a Salta.
Pues sí, veo con sorpresa este “impromptus” religioso en Gustavo Sáenz, capaz de movilizar y ponerse al frente de esta ordalía de macucos emponchados para una celebración religiosa, cosa que como católico apostólico y romano celebro, pues no ha existido gobernador que haya organizado tal movida para celebrar a Santo Domingo de Guzmán, el venerable dominico cuyas gracias espirituales le valieran que la propia Virgen María le entregara el Santo Rosario en sus manos y cuya Fiesta se celebra este domingo 8 de agosto.
¡Ah, vosotros, capitularios de la Orden de San Pío X en Salta, que exultantes debéis estar con esta demostración pública de fe de “Botita” Sáenz! Os conmino a nombrarlo como casto Numerario.
Porque el desfile del próximo día 8 no tiene un ápice de recordación histórica ni güemesiana. ¿Qué ocurrió ese día con Güemes? Sabrá Dios porque la historia no lo dice. En cambio sí, esa jornada entregaba su alma al Creador el beatífico Domingo de Guzmán. Luego, reitero que saludo este gesto de desfilar en su honor.
Raro; pienso, y desde que mi memoria alcanza en esa provincia siempre han sido los días 7 y 17 de junio cuando el gobernador , intendente y fuerzas vivas cabalgan con los gauchos a la Quebrada de la Horqueta primero y luego desfilan con ellos en el aniversario de la muerte del insigne Güemes. Pero vos, “Ruperto” Sáenz, con cuatro años en la intendencia y dos en el Ejecutivo, jamás habéis trepado vuestra nimia humanidad a un caballo, de modo que debo de pensar que os disfrazaréis de gaucho y montarás algún matungo ya en calidad de jamelgo de frigorífico, pues no os veo sobre un brioso corcel que os haría terminar con más sacudidas que un termómetro de hospital. Pero todo sea por una indulgencia plenaria del gran Santo Domingo de Guzmán.
Porque, ¿qué otro sentido tiene autorizar y ponerse al frente de este malón rojinegro si la fecha no es específicamente güemesiana? Entiendo, y asístame San Carpóforo en este intríngulis, que toda esa multitud montada está violando flagrantemente las disposiciones del COE (¿Cotolengo del Ejecutivo?) y debiera ese encausado que tenéis por ministro de Seguridad -¡nada menos!- arbitrar las medidas para detener a estos vándalos desafían el orden sanitario.
Vos, “Botita” Sáenz, sois más poderoso que el propio arzobispo que no pudo sacar las Sagradas Imágenes del Milagro mientras vos llenáis las calles de gauchos en unción a la devoción del Santo Domingo de Guzmán. ¡Imaginaos, Gustavo Sáenz, la historia contará a los venideros de tu impronta religiosa!
No haber sabido antes de esta cruzada religiosa vuestra, sino os hubiera acercado una membresía del Criadero San Samuel-Mini Horse (del cual soy miembro) y poseen los mejores ponys de Sudamérica y hasta os habría prestado mi “Riding-master” para que os nutriera del arte de montar, del que según me han confiado eres un pipiolo.
Tranquila mi conciencia por comprobar que la religiosidad popular en esa Salta de los Milagros continúa siendo fértil, continuaré con mi retiro ignaciano hasta tanto la pandemia termine de modelar el Nuevo Orden Mundial, donde los iguales seremos más iguales que otros.
Encenderé un cirio a Santo Domingo de Guzmán el domingo y saludaré su paso al Más Allá como lo hacían los nobles, empipando un par de chupitos de Mendis Coconut Brandy, cuyo valor tiene más ceros que gauchos desfilando. Vuestra súbita piedad Gustavo Sáenz, me recuerda al gran maestro Voltaire cuando dijo “Si no existiera un día para Dios, habría que inventarlo”. Vosotros con Güemes estáis haciendo lo mismo.
Hasta la próxima.-
