SALTA (Redacción) – Un hecho indignante ocurrió en Salta Capital, después de que un funcionario de Bettina Romero le pidiera a una vecina que derrumbará su casa bajo el compromiso de que le construirían otra «mejor» pero desde la Municipalidad nunca cumplieron con su palabra y ahora Yamila, la propietaria del hogar derrumbado, vive en la calle junto a su hijo y sigue esperando respuestas políticas.
La mujer vulnerada anunció que la promesa se la hizo el secretario de Desarrollo Humano, Santiago Lynch, quien a través de la firma de un acuerdo se habría «comprometido con ella» en cumplir con su palabra. Sin embargo, el acta nunca se cumplió. La razón por la cual le pidieron que derrumbará su casa es porque en el barrio San Justo pasarían obras hídricas y los caños chocarían donde estaba ubicada su casa.
Yamila explicó en un programa radial que Lynch le explicó que le habían prometido edificar una «pieza de bloque, chapa y una galería de 8 metros con contrapiso y que no pida nada más«, comentó que le dijo el funcionario de Bettina Romero. Después de eso firmó el acta y nunca más volvieron a hacerse presente los de la Municipalidad de Salta. Luego un ingeniero le pidió que derrumbe su casa y desde entonces no tuvo respuestas.
Actualmente, la vecina salteña está durmiendo en la calle, afuera de su casa, para cuidar que no le roben las cosas que tenía en su hogar. Asimismo comentó que «está de guardia desde el primer día que desarme mi casa», explicó Yamila mientras lloraba. Además, su marido se quedo sin trabajo por ayudarla a derrumbar su guarida, ya que él es bañil y tuvo que dejar de trabajar para cumplir con el pedido del municipio.
Al final de la entrevista, manifestó que la usaron por su ignorancia y que a todo lo duro que le toco vivir de adolescente, con esto la humillaron profundamente. «Viví una infancia de mierda y ellos me han trapeado y bajaron el autoestima que tenía como mujer. Me siento usada y humillada», concluyó la vecina que está indignada por el incumplimiento de la palabra del municipio que comanda Bettina Romero.