Adele anunció el pasado fin de semana el fin de su matrimonio con el financiero Simon Konecki. Un final sorpresivo que no solo romperá los corazones de la pareja, sino también las cuentas bancarias. Se especula que la talentosísima cantante tendrá que compartir su abultada fortuna con quien pronto será su exmarido. Según expertos abogados de familia, consultados por el tabloide londinense The Times, es bastante probable que Adkins y Konecki no firmaran un acuerdo prematrimonial para separar sus bienes. Por lo tanto, ahora deberán dividirlos en ocasión del divorcio, para el que han pedido privacidad y respeto, en los escuetos comunicados circulados a la prensa mundial. Se calcula que la fortuna de la artista supera los 160 millones de euros, y que tendrá que dividirla al 50%. Sin embargo, la cifra puede depender de cuánto tiempo hayan vivido juntos antes de casarse.
Adele Adkins y Simon Konecki se conocieron en 2011 gracias a un amigo en común: el cantante estrella Ed Sheeran. Ella vivía su gran explosión mediática y profesional gracias a la edición de su segundo álbum de estudio, «21», que se convirtió en un enorme éxito internacional y pulverizó todos los rankings. Una de sus pocas apariciones juntos tuvo lugar en 2012, cuando asistieron a la entrega de los premios Grammy. Se llevó seis estatuillas ese año. Aunque se los vio juntos en las butacas, no posaron juntos ante los medios reunidos en el evento. La pareja tuvo un hijo, Angelo, en octubre de 2012, y se casaron en 2016, algo que ella misma decidió contar durante un concierto en Australia.
El dinero no parece ser una gran preocupación para Adele. Tiene tres discos de estudio (titulados 19, 21 y 25), los tres han sido éxitos rotundos y la han convertido en una de las mujeres más ricas de la industria musical en Reino Unido. En 2016 se puso a la cabeza del ranking de menores de 30 años más adinerados de su país. Para entonces su fortuna ya se estimaba en unos 106 millones. «No hay ninguna mujer que esté incrementando tanto sus ganancias como Adele. Está superando incluso a jóvenes intérpretes masculinos», decían entonces los editores de esa lista.
En ocasión de una entrevista con Vanity Fair, la cantante dijo «No vengo de un mundo de dinero. No es algo importante para mí». Es que la británica es de orígenes humildes y fue criada por su madre soltera, en un modesto apartamento que compartían las dos solas. En cambio su marido (casado con Adele en segundas nupcias y que tiene una hija del anterior matrimonio), tiene estudios cursados en la en la prestigiosa universidad de Eton y fue parte durante años del banco de inversión Lehman Brothers. Luego montó su propia empresa, la ONG Drop4Drop, que busca evitar la escasez mundial de agua y llevar suministros limpios a comunidades que sufran por la ausencia del vital elemento.
A tono con el bajísimo perfil que la pareja ha tenido a lo largo de todo el tiempo que han compartido juntos, se especula que el divorcio se dirimirá lejos de los juzgados y de la exposición mediática. Es que así han actuado durante años con sus vidas, privilegiando la privacidad y el mantenerse alejados de los flashes y las publicaciones amarillistas. Es probable que, a no ser que la propia Adele quiera mencionar algo al respecto, ni quiera se sepa qué pase con su hijo y la custodia del pequeño o con su fortuna.
No es la primera demanda que vive la cantante: uno de sus exnovios le pidió derechos de autor por haber sacado exitosas canciones gracias a su corazón roto. «Hiciste de mi vida un infierno, así que la he vivido y ahora me lo merezco», contestó ella entonces. «Pensó que tendría una aportación al proceso creativo por ser un capullo. Ya ha tenido su recompensa: me convirtió en adulta y me puso en marcha». Ahora queda esperar qué canciones trae Adele desde esta nueva madurez.
Las canciones románticas son muchas veces fruto de sufrimientos o pesares por corazones rotos o relaciones deshechas. A mayor drama y dolor, mayor inspiración, mejores canciones y más discos vendidos. No sería de extrañar que los próximos temas de Adele vayan a ser especialmente conmovedores y contribuyan al menos a compensar con el dinero suficiente a la intérprete por las pérdidas económicas por su separación.
