SALTA (Redacción) – Que el arte es una de las mejores terapias para la trilogía: mente, cuerpo y alma, no caben dudas. Y ante la menor duda, pase a la acción. Todo aquel que es interpelado por la expresión artística, encuentra en ella una filosofía de vida con tantas recompensas como revelaciones y satisfacciones. El lenguaje del arte nos torna permeables, nos habilita y hace de nuestra sensibilidad un puente.
Fernanda López, es una embajadora del lenguaje artístico, que pone su pasión, talento y sabiduría al servicio de otros. A través del arte decorativo ha encontrado una manera de trascender en este mundo. “Quimera” es el nombre con el que bautizó su máxima creación. El atelier ubicado en calle Bolívar 361, es un reflejo de su ser más profundo y su materia favorita.
Fernanda es también madre y esposa, le gusta definirse a sí misma como una “autodidacta de toda la vida”. Una mujer multifacética y todo terreno que reparte sus tiempos para darse todos los gustos, mimos y cumplir sus sueños día a día. Formalmente, es agente civil con formación contable y administración para el Instituto de obra social del Ejército argentino, con 20 años de servicio en la administración. Además, es Gestora en calidad de la gestión.
El resto de su tiempo lo dedica a darle rienda suelta a su mayor emprendimiento, en el cual ha volcado la teoría y la praxis aprendida mientras cursaba la Tecnicatura en Técnicas mixtas en Pintura decorativa, avalada por el conservatorio Mabel Blanco. Fer entiende al arte como “el arte del alma” en plena acción y pura emoción. “El arte y yo somos una transición”, subraya.
A su vez, tiene claro desde el momento uno que su misión es hacer algo con significado, dejar huella. Precisamente, el nombre de su atelier responde a una premisa clara, cortita y al pie: “La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante”. “Quimera”, un proyecto ideado para compartir experiencias con la comunidad, podríamos decir es su gran lugar en el mundo.
A través de colores, puntos, matices y texturas de todo tipo, Fernanda se propone generar un espacio de formación, encuentro, intercambio, sanación, reflexión y ocio, en el que los anhelos que parecen “improbables” resultan cercanos y palpables. La creatividad emerge entonces como una perspectiva y una metodología que hace de cada proceso, una instancia más amable y productiva.
“Es un momento para encontrarnos con nosotros mismos. Encontrarás un espacio donde podrás aprender muchas técnicas dentro de la pintura decorativa y el bordado, tales como: Técnicas mixtas. Reciclados y Bordado, Tapicería básica y Macramé. El arte de crear con nuestras manos es una manera de transformarse. Es un pasatiempo anti-estrés, una forma de relajación ante la ansiedad propia de estos días tensos que vivimos”, explica.
La experiencia creativa como catalizador
Luego de cuatro años, tras sufrir la pérdida irreparable de un ser querido, Fernanda hizo caso al pie de la letra a la sugerencia de su terapeuta, sin saber que se convertiría en su flotador dentro de un mar turbulento, y más tarde, una revelación mayúscula. “Me planteó la posibilidad de retomar las habilidades de mi ser creativo a través de mis manos para encontrar un cable que libere tensiones y devuelva la alegría a mi ser”, recuerda.
En lo que se resultó ser un viaje de ida, se encontró buscando nuevas y sanadoras experiencias, sin títulos, que hablaban de sí misma, la nutrían por dentro, le hablban de resiliencia, mientras se abocaba a brindar un camino empapado de calidad y amor, ganas e ilusión. “Nunca creí en fórmulas mágicas, simplemente aprendí a vivir mejor dando lo mejor de mí”, asegura Fer.
En buena parte, su herencia más grande se la debe a su abuela, mujer fuerte, sencilla, querida, solidaria e inspiradora, quien a través del ejemplo diario se convirtió en la mejor escuela de Fernanda. “Ella disfrutaba mucho las tareas del hogar siempre con alegría y además hacía de todo, no se cansaba, nunca vi días malos en su rostro y seguro que los tuvo”, asevera.
“Ella me enseñaba a pulir el carácter con paciencia, a través del bordado y no cualquier bordado, el de vainilla”, aclara, con la precisión y el entusiasmo propio de aquella nieta que supo escuchar atenta y con ojos bien abiertos a su abuela. “Tomalo como aprendizaje. Nunca se sabe lo que vayas a necesitar”, es una frase que aún hoy se conserva y resuena en su cabeza.
“Si hoy me viera…crecí observándola cómo trabajaba el arte en sus manos; curso que veía ella me motivaba a hacerlo”, agrega, sacando a la luz aquellos entrañables recuerdos que le sirvieron de puntapié para lo que vendría luego.
Un sueño cumplido y que hoy camina solo
La ecuación exacta quizás no existe, pero la magia sí, y yace en las decisiones que tomamos y las aventuras que elegimos correr. En este sentido, Fernanda hizo de su historia un ejemplo.
“Con la ayuda de mi familia, la cual siempre acompaño mis ideas, planificando durante muchas horas un servicio que brinde luz, decidí lanzar mí primer proyecto para enseñar a bordar con una didáctica diferente, ayudando a otros de igual manera que lo hice conmigo desde un principio. Mi objetivo al emprender fue enseñar a valorar el trabajo creativo”, analiza.
Aprendió a sanar con otros y a través de otros. Le puso el cuerpo al vaivén de la existencia y se aferró al arte como un remedio indispensable, como bien lo dice ella “con sus manos bordando sueños”. Así fue como el puntillismo y otras técnicas artísticas la conquistaron a primera vista. Fernanda no se resistió, a cuesta de los sacrificios propios de todo emprendedor.
Después de casi dos años, el proyecto tomaba ritmo, sin prisa pero sin pausa, con buenas sensaciones y muy buenas repercusiones. “Las devoluciones de las personas que pasaron por mi Quimera, fueron el motor para seguir evolucionando. Ahora, debo decir que la experiencia es más que positiva y eso me brinda calor en las venas”, asevera, con la frente en alto y el corazón que explota.
Con la ilusión de concretar los sueños como faro y el empuje constante de su esposo, Fernanda logró viabilizar nuevas direcciones para su emprendimiento, hasta llegar a otras tres provincias. Salta: Gral Güemes y Tartagal; Jujuy: El Carmen y Palpalá; y Tucumán Capital. En pleno auge, disfruta del estreno de su nuevo atelier y emprende nuevamente para enriquecer aún más un servicio que la gente elige fecha tras fecha, con fidelidad y entrega.
Para muestra basta un botón y aquí los hechos hablan por sí solos. “Es todo un desafío y creo haberlo conseguido. Hoy estoy orgullosa de ver el crecimiento de muchas de mis alumnas que se abrieron camino como artesanas, cada quien con su impronta e identidad. Es necesario remarcar la importancia de capacitar a quienes ya desempeñan oficios artesanales también”, profundiza.
Paso a paso, punto por punto
Formalmente, el arte decorativo es la producción de objetos tanto funcionales como ornamentales, y visualmente interesantes. Si bien la belleza es subjetiva y diversa, la decoración es una manera de embellecer desde un objeto hasta un rincón. Decorar es dejar entregar un poco de uno en pos de un entorno. “Hoy el artesano busca dar un toque humano en cada uno de sus diseños artesanales”, añade Fernanda.
Ahondando más profundo, podemos deducir que el puntillismo, uno de sus conocimientos preferidos se apoya en el concepto del punto. Pero, hagamos un parate. El puntillismo no es poner puntos y nada más. “Es un mundo sin fin para crear. Es una de las técnicas artísticas más innovadoras para los amantes del arte; tiene la capacidad de transmitir emociones a través de la descarga de puntos y el efecto que se crea con el uso del color, capturando la atención del espectador”, asegura.
“La técnica del puntillismo es una representación del arte, de la creatividad del individuo, así como lo es bordar, en el caso del bordado mexicano. Es una actividad beneficiosa para nuestra salud física y mental; nos obliga a pensar continuamente solo en el presente, empezando por el tipo de hilos que vamos a usar, el diseño que haremos, las agujas que necesitaremos, etcétera”, agrega.
Asimismo, y de manera complementaria, Fer también enseña la técnica de bordado mexicano, el cual se caracteriza por ser colorido y armonioso, sus diseños generalmente son flores y hojas, líneas, figuras geométricas y su temática de diseño siempre es en relación a lo natural. Además, aporta importante colorido en prendas de vestir, accesorios, almohadones, banquetas y pie de cama.
Por motivos como estos, cada taller está destinado a todas las edades, y es de aplicación versátil; se trata de un lugar dónde aprenderán una variedad de puntos que permitirán realizar diseños propios; un espacio para ser feliz creando. “En cada taller o seminario busco activar el poder de potenciar las habilidades en casa una de mis alumnas; muchas personas no saben que su potencial está dormido y esto puede motivarlos a ser posibles artesanos”, advierte.
El arte del emprendedurismo: una alternativa sincera frente a la voracidad de los grandes mercados tradicionales
¨El mercado capitalista nos enseña que si un objeto puede ser vendido como arte, es arte. Esta descripción, culturalmente cínica, obscurece una realidad mucho más profunda”. Con esta frase, Fernanda deja en claro su motivación y su misión, correspondiéndose con sus valores, sus códigos y su sentir. “Mis trabajos son muestra del sentir de mí espíritu, donde se plasman emociones, caracterizadas por el mensaje del poder ser auténtico”, reflexiona.
Las emociones son los disparadores de este proyecto, y por tal motivo, es inapropiado reducirlo a una apreciación superficial. “Soy una alquimista de emociones. Hay días buenos y otros malos en la oficina, pero es impresionante como actúa la confianza y la paz que me sorprende al ingresar al taller. No puedo negar las emociones, entonces estas se transforman en algo más elevado, de tal manera que el cansancio actúa con efecto rebote”, manifiesta.
Frente a una tamaña producción industrial y en serie, los soñadores se manifiestan como una realidad genuina y legítima, que busca causar emociones y sensaciones a través de cada producto terminado. El carácter del trabajo artesanal es al mismo tiempo su valor agregado. Cada hora de trabajo, cada prueba fallida, cada idea que se recicla una y otra vez, hacen del emprendedor y artesano, una cultura con sus propios códigos y virtudes.
La cultura local se nutre con nuevas artistas que emergen enriqueciendo y matizando la oferta, animando a la comunidad a expandir sus horizontes y valerse de perspectivas y lenguajes innovadores. “Las personas buscan hacer cosas novedosas y por eso buscan tener nuevas experiencias con lo desconocido y rico visualmente, sobre todo por la calidad”, señala.
Pechamos hacia adelante
En este sentido, el rubro del emprendedurismo cobra valor en nuestra geografía, con más y mejores adeptos que se lo juegan todo, trabajan sus sueños y se encargan de pulir sus pasiones. Bien lo dice Fernanda, como portavoz de tantísimos referentes, el sector es una semilla que no deja de crecer. “Hay mucho capital humano con ambiciones de crecer y crear”, subraya.
Aun así queda mucho por hacer en materia de gestión social – cultural. Esperanzas e ideas las hay a doquier, no así verdaderas y contundentes acciones. “Faltan recursos que sean provistos por el Estado para no morir en el intento. Si bien se observa mucha capacitación, no son alcanzados todos los emprendedores. Mi trayectoria en Gestión de Calidad me enseño cuál era mi objetivo, el cual es planear, ejecutar, orientar y administrar mi trabajo de manera tal que los clientes estén conformes con los productos y/o servicios que brindo”, analiza.
“Siempre hay cosas nuevas para aprender, como lo es la capacitación sobre redes sociales, tan necesaria para el crecimiento. También es duro económicamente si no hay un respaldo. Los microcréditos tienen un buen fundamento pero en estos tiempos el crédito que se ofrece, no cubre las necesidades y hacen falta muchos recursos que el Estado debe proveer para ayudar a emprendedores jóvenes y en pleno crecimiento”, concluye Fer, una soñadora sin techo, persistente y entusiasta.
¡Datos importantes!
Desde “Quimera” nos proponen realizar Workshops de Bordado Mexicano y Peruano; Workshops de Puntillismo; Workshops de Decoupage; Venta de bordados y espejos. Cabe señalar que los talleres incluyen los materiales para cada proyecto. Particularmente, el curso de puntillismo se realiza los jueves y sábado por la tarde, y la especialización cuenta con certificado. Para mayores consultas y reservas el público puede comunicarse al siguiente teléfono: 3874886980