SALTA (Redacción) – El aumento de casos positivos en la provincia de Jujuy parece no tener techo. Todos los días el número aumenta y la situación se torna incontrolable para las autoridades. Asimismo, señalaron que el sistema sanitario ya colapsó en algunas localidades. Es el caso de Libertador Gral. San Martín, donde el hospital local no puede brindar atención médica y solamente cuentan con 8 respiradores para 70 mil habitantes.
Por este motivo, Fabian Guerrero, médico clínico generalista que trabaja para una obra social, contó que los hospitales cuentan con muchas deficiencias. Según señaló, el sanatorio de su obra social no cuenta con terapia intermedia ni con terapia intensiva. Ante esta falta, trabajan en conjunto con el sector del sistema privado de salud de San Salvador de Jujuy. Sin embargo, explicó que la situación actual complica todo ese trabajo.
“No tenemos respuesta desde el sector privado, menos del público. Llamamos y tenemos todo lleno. No se puede derivar a los pacientes. Los pacientes se nos mueren sin poder acceder a un respirador”, sostuvo el médico. De acuerdo a sus declaraciones, esto se debe a que la pandemia de coronavirus dejó al sistema sanitario desbordado, lo cual hace imposible seguir brindando los servicios médicos.
Trabajo en conjunto entre el sector privado y el sector público
Debido a la grave situación epidemiológica de la provincia de Jujuy, el gobernador, Gerardo Morales, solicitó que el sector privado brinde ayuda al público para poder afrontar la pandemia. En ese sentido, Guerrero sostuvo que esta nueva medida complican un poco las cosas, ya que ahora se debe dirigir al COE provincial para que designen las camas para los casos más graves. “Tengo colegas del Hospital Orias que cuentan que se le mueren en la guardia dos o o tres por no tener respiradores y tampoco se los puede derivar”.
Según explicó el profesional, el aumento en los casos positivos, el colapso del sistema sanitario y las insuficiencias de los hospitales, llevará a los médicos a tomar varias decisiones. Una de ellas, y la más complicada, tiene que ver con la elección de quienes serán las personas que podrán usar los respiradores de los centros médicos y quienes tendrán que intentar sobrevivir sin ellos.