(Por Diego Nofal) No, no exagero ni quiero endilgarle al kirchnerismo algo que no le corresponde. Esto sí le corresponde, el sufrimiento de Abigail es el reflejo de su desidia. Todos saben quien es Gerardo Zamora y no les importó que sea un déspota. Esta suerte de dictadorzuelo mesiánico apoya su continuidad al frente de Santiago del Estero, gracias a que el 50% de los empleados públicos están precarizados y temen perder su empleo si asume otro gobierno, así mantiene cautivos los votos que le renuevan su lugar un año tras otro.
A Cristina no le importó, o no se preocupó en averiguar, que más del 70% de la provincia no tenga agua de red y que los empleados sean los peor pagados del país cuando le dio dinero para construir un autódromo, un Monoriel (sí, como el de Los Simpson) un aeropuerto al que no llegan aviones y un campo de golf. Por eso Abigail debe viajar a Tucumán a hacerse atender, porque en Santiago del Estero hay un Estadio último modelo, pero no hay una máquina para hacer radioterapia.
Zamora no le da agua a la gente, criminaliza a las mujeres que abortan, al menos tres denuncias de muertes por excesos policiales durante la cuarentena. La oposición denuncia que detuvo 32 mil personas esta cuarentena (más que todas las provincias del NOA juntas) ¿Alguien lo castigó por eso? No. De hecho, Cristina decidió que la mujer del santiagueño sea la tercera en la línea de sucesión presidencial, Zamora es Zamora porque Cristina se permitió y lo aplaudió. A Crisitina le gusta Zamora, porque les dicta a los diarios lo que deben escribir y los diarios le obedecen, el sueño húmedo de la presidenta del Senado.
Pero también es culpa de Alberto, que se postuló para presidente, pero terminó siendo un timorato y pusilánime lugarteniente que sólo atiende las necesida de de Cristina y sus niños mimados. CFK puso a Alberto a cumplir los caprichos de Axel Kicillof y el conurbano. Esa es su tarea, dejó el interior del país librado a su suerte, a los Insfrán que tienen familias durmiendo en la ruta, a los Rodríguez Saa que le arruinan la vida a los productores y a los Zamora que matan y detienen a su gusto y placer.
Alberto no es el presidente de los argentinos es apenas el niñero de un niño caprichoso y pedante llamado Axel, es apenas un secretario ejecutivo de Cristina. Por eso los Insfrán, los Zamora no le tienen respeto, por eso en su cara se ríen de la Constitución Nacional, ponen policías provinciales en las rutas nacionales y deciden quien las transita y quiénes no.
Mientras tanto Alberto sigue mirando por la ventana, acaricia su perro, mientras escucha el llanto del nene caprichoso y las órdenes de su patrona, Zamora cierra rutas y maneja la provincia con mano de hierro, rayana con la ilegalidad, porque Alberto se lo permite, Gildo cierra las rutas y hace padecer a miles de familias porque Alberto se los permite. Esto es el país, un puñado de provincias unitarias gobernado por un niñero maltratado y bien pagado.
