SALTA (Redacción) – El Ministro de Economía, Martín Guzmán, estará participando a partir de este 10 de octubre de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). En este viaje, Guzmán se va a reunir con la directora del organismo multilateral y seguirá las negociaciones por la deuda externa que asciende a 45.000 millones de dólares. Además participará del foro del G-20.
El hecho es que esta cumbre se va a producir en un marco de máxima tensión con Kristalina Georgieva, quien ha sido acusada de haber favorecido a China para que el país pueda posicionarse favorablemente en el informe «doing business», cuando aún ocupaba un lugar destacado antes de ser la directora. Por este hecho corre riesgo su continuidad en el máximo cargo del organismo multilateral.
Entre hoy y el martes, Martín Guzmán se reunirá con presidentes de diferentes bancos centrales e inversores en la ciudad de New York. En esos encuentros pedirá la quita de sobrecargos en tasas de interés de los préstamos, en la negociación para alcanzar un nuevo acuerdo. Al respecto, desde el Gobierno remarcan que aún «faltan cuestiones por trabajar» en la negociaciones con el FMI a pesar de que se dieron avances importantes.
Es que, Alberto Fernández pretende que el nuevo pacto, con el cual se intenta reprogramar los 45.000 millones de dólares que fueron heredados de la gestión de Mauricio Macri, sea negociado con otro esquema de tasas de intereses mucho más bajas. Hay optimismo desde el Gobierno nacional de que se llegue a un acuerdo porque dicen reconocer que hay voluntad de las partes.
Esto último es lo que hace imprescindible que Gergieva continúe al frente del directorio del FMI, ya que desde Casa Rosada la consideran como una aliada de la Argentina lo cual permite avanzar más fácilmente en la negociación para la reestructuración de la deuda. Además lograr un acuerdo en este contexto sería muy favorable para el Frente de Todos pensando en las elecciones de noviembre.
Negociaciones y tensiones
Lo que Martín Guzmán busca es que se quite los sobrecargos de intereses que el FMI cobra cuando hace préstamos excepcionales, como el que acordó Argentina bajo la presidencia de Mauricio Macri. Estos sobrecargos son lo que terminan encareciendo el costo del crédito que oscila los 1.000 millones de dólares anuales, según lo calculado por fuentes oficiales.
Guzmán se refirió sobre esto y planteó que los intereses que aplican desde el organismo financiero desestabilizan la economía y dificulta la recuperación de los países. Este sería el fundamento para pedir la reducción de los intereses. Dentro del organismo, todo parece indicar que el Gobierno tiene el visto bueno del G-20 y un grupo importante de economistas heterodoxos como Joseph Stiglitz y el profesor de Columbia Jeffrey Sachs.
