Es muy poco lo que se conoce a ciencia cierta del misterioso artista inglés Banksy. Mucha gente asume que probablemente se trate de un colectivo artístico, aunque la única certeza es que sus impactantes creaciones diseminadas por las principales ciudades del mundo dividen aguas, ya que fascinan e irritan de igual manera a quienes se topan con su arte callejero. Nadie es inmune a sus trabajos, que casi en su totalidad se refieren a algunos de los problemas que enfrentamos como sociedad. Sus obras son un símbolo de paz, son antisistema y están en contra del consumismo.
En la semana hubo rumores de que el principal referente mundial del «street art» había visitado Venecia pero nadie podía asegurarlo. Es que el escurridizo pintor hace un culto del bajo perfil, a punto tal que nadie conoce su rostro y lo que se sabe de él ha surgido por trascendidos o por poquísimas entrevistas a algunos medios, que nadie se anima a dar por ciertas. Lo cierto es que en la ciudad de los canales, apareció un grafiti con su personalísimo sello que obligó a posar las miradas nuevamente sobre su persona. Esta vez la obra refleja a un niño con chaleco salvavidas sosteniendo una bengala con humo color rosa.
Dos días después, el propio Banksy confirmó la autoría de la pieza a través de un video posteado en la red social Instagram. El mismo se inicia en plena Plaza de San Marcos, con la enorme afluencia turística que se genera alrededor de las góndolas, canales y demás detalles característicos de la romántica ciudad italiana. La atención se centra finalmente en una pintura formada por varios cuadros que forman un enorme crucero.
En el pie de la publicación, el inglés expresa su descontento por no haber sido convocado a la Bienal de Venecia, el evento mas renombrado relacionado con el arte, siendo él mismo uno de los protagonistas ineludibles de la expresión.
Y aprovechando ese hecho, el rey del arte callejero nos regala nuevamente su impronta militante ya que el contenido de trasfondo de esta nueva obra se centra en la crítica a la sobrepoblación turística que soporta Venecia habitualmente. El asedio permanente de los enormes cruceros con miles de turistas que diariamente desbordan este punto de Italia, generan una situación de serios riesgos y deterioro estructural para la ciudad.
La historia cuenta que la carrera de Banksy se inició en los 90 en Bristol, ciudad conocida como la capital mundial del grafiti. Para aquel entonces, formaba parte de un colectivo de artistas cuyo interés principal era exponer sus creaciones sin ser acusados de «vandalismo». El imaginario general dice que entonces, en el intento de trabajar mas rápido ante el cerco policial que casi siempre tenían detrás, el artista adoptó su reconocida técnica de esténcil, siendo reconocido mas tarde por los críticos de arte por su estilo único, que a veces con humor y otras con sarcasmo e ironía logra imágenes con impactantes mensajes políticos o sociales.
Desde 1994, año en el que los habitantes de Bristol se desayunaron con un mural en el que un oso de peluche gigante tira una bomba molotov a tres policías, su fama no ha parado de crecer. Los trabajos del británico decoran sitios en ciudades de Inglaterra, Francia, Austria, España, Estados Unidos, Australia y hasta en la franja de Gaza. Banksy manifiesta que el secreto de su éxito es la dedicación absoluta que le dispensa a su arte. Como reza su página web: «Lo mejor, y lo peor, del arte callejero es que cometes tus errores en público».
