A pesar de su seriedad y formalidad en apariciones públicas, todos los miembros de la realeza inglesa son más divertidos de lo que aparentan. Claro que ninguno tanto como Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, que quedará en la historia como el autor de una de las frases más lapidarias de un royal.
Recordemos aquella vez que visitó un transbordador espacial y le dijo a un niño que “nunca viajarás en él porque estás demasiado gordo para ser un astronauta”. Pero de estas bromas inapropiadas no se salvaba ni su mujer, que a su vez es la mismísima reina de Inglaterra. Así lo contó Angela Kelly, su estilista de confianza.
En su libro cuenta por primera vez el comentario que Felipe les hizo mientras ella y la monarca elegían telas para diseñar nuevos trajes. En concreto, Isabel II dudaba si encargar uno fabricado con un arriesgado estampado. A su estilista no le gustaba, y para tener otra opinión, la reina le preguntó a su esposo que se encontraba en la habitación de al lado. “¿Qué es eso? ¿Una nueva tela con la que vamos a tapizar el sillón?”, respondió él antes de seguir su camino. Tela descartada.
Por otra parte, la autora también confirmó que la monarca tiene una persona encargada de asegurarse que los zapatos que se ponga sean cómodos. Es la mujer mencionada, según cuenta en las memorias que están a punto de publicarse, quien se hace cargo de este particular pedido. “Como se ha dicho muchas veces en la prensa, existe un lacayo en palacio que se prueba los zapatos de Su Majestad para asegurarse de que son cómodos. Y sí, ese lacayo soy yo”, explica Angela Kelly en The Other Side of the Coin. “La reina no tiene tiempo de probarse sus propios zapatos, y como tengo el mismo número de pie que ella, tiene sentido hacerlo así”, añade.
Hace algunos años, uno de los diseñadores oficiales de la reina, había contado una anécdota en una entrevista en la que decía que “un empleado del palacio” se paseaba por el lugar con cada par de zapatos nuevos de Isabel con el propósito de ablandarlos. De esta manera, ella se aseguraba que no le hicieran daño cuando se los calce para un acto público.
