Cuando Kim Kardashian se compromete con un outfit, lo hace de verdad. Es por eso que cuando acudió a la pasada edición de la Gala del MET, al que muchos se refieren como los premios Oscar de la moda, la socialité se tomó muy enserio su estilismo. Obviamente lo consiguió, pero tuvo que hacer sacrificios muy grandes.
“Me hice tres tratamientos faciales en una semana y media, me bronceé, me sometí a un spa exfoliante koreano, cada día, y a cada tratamiento que puedas imaginar. Hice todo eso”, reconoció la empresaria a la edición estadounidense de Vogue. Además, no pudo ir sentada al museo del MET.
Tuvo que ir de pie hasta el Metropolitan en una camioneta debido a que el corsé no le permitía sentarse. De hecho, tuvo que aprender a respirar con el diseño creado por Thierry Mugler para no terminar desmayada por falta de oxígeno. “Nunca he experimentado un dolor igual a ese en mi vida”, reconoció en ese momento.
Pero el perfeccionismo de Kim no solo está presente en las galas, sino también en su día a día. Así lo demostró el día de ayer, cuando la fotografiaron después de una sesión de fotos en Los Ángeles, con un estilismo que pudo resultar más casual. La socialité salió de trabajar con un chándal oversized de colores claros, el pelo recogido en una colita, una chanclas Yeezy de color arena y ni una gota de maquillaje
¿Te imaginas estar en una fiesta y que Kim Kardashian y Beyoncé canten frente a todos? Esta extraña pero espectacular situación sucedió durante su encuentro en una fiesta navideña con temática de karaoke, sorprendiendo a los invitados con sus interpretaciones de canciones famosas. Mirá todos los detalles en la siguiente nota.
