¡Selena Gomez decidió centrarse en su salud mental! Antes del lanzamiento de su próximo álbum, Rare, Gomez fue la portada WSJ, revista anual de talentos y leyendas, donde discutió sobre cómo ha estado trabajando para mejorar su salud mental en los últimos años. Antes de buscar tratamiento, algo que ha estado haciendo durante más de seis años, Gómez señaló que «tenía muy baja autoestima, y ??eso es algo en lo que esta trabajando continuamente».
«Mis altibajos eran realmente altos, y mis mínimos sacaban por semanas», explicó. «Descubrí que sí tengo problemas de salud mental. Y, sinceramente, fue un gran alivio», señaló. Recibir tratamiento, dijo Gómez, la dejó sintiéndose «empoderada» mientras «adquiría tanto conocimiento sobre lo que estaba sucediendo mentalmente con ella». «Me di cuenta de que había una manera de obtener ayuda y encontrar personas en las que confías», dijo la cantante. «Tomé el medicamento correcto y mi vida cambió por completo».
Los cambios en su vida
En cuanto a las dificultades en su vida, que incluyen una ruptura muy publicitada con Justin Bieber y problemas de salud física, Gómez insistió en que «debía pasar por todo lo que ha estado pasado». Aunque confía en su progreso y cuidado de salud mental, Gómez sigue siendo cautelosa sobre hacer cosas que podrían causarle un retroceso. Para Gómez, una de esas cosas son las redes sociales, las cuales dejó un poco antes de regresar para promocionar su música.
«Me tomé un descanso de Instagram por un año, tal vez un año y medio. Prefiero alejarme de todo lo que me hace sentir mal», explica la cantante. «…Volví a Instagram porque estaba lanzando nueva música, pero ayer le dije a mi mejor amiga Courtney López que pronto volvería a sacar la aplicación del teléfono. Saben que tengo una personalidad adictiva, y es algo que puede ser poco saludable», agrega la cantante.
Una terrible problema de salud
Además de las dificultades con su salud mental, Gómez también se enfrentó a problemas físicos, incluido el lupus, lo que resultó en un trasplante de riñón. La cirugía debía durar dos horas, pero, una vez que surgieron las complicaciones, terminó tomando siete horas adicionales. «El lupus fue algo enorme que me sucedió, luego sucedió lo del riñón, y eso fue lo más aterrador porque, sí, podría haber muerto», dijo ella. «En el momento en que salí, recuerdo haber empezado a temblar y mi madre gritaba».
