Harvey Weinstein ha sido condenado a 23 años en una prisión del Estado de Nueva York por cargos de agresión sexual y violación en tercer grado. Además, será registrado formalmente como un delincuente sexual. Es la culminación de una impresionante caída para un hombre que fue una de las figuras más influyentes y poderosas de Hollywood.
Antes de que se dictara la sentencia, Weinstein se dirigió a una sala llena de gente en Manhattan y dijo que tenía «profundo remordimiento». Pero mostró pocas sensaciones de arrepentimiento. En un discurso incoherente, también rechazó el movimiento #MeToo, insinuando que había ido demasiado lejos, mientras hablaba de su trabajo de caridad.
«Estoy totalmente confundido», dijo. «Creo que los hombres están confundidos con todo esto… este sentimiento de miles de hombres y mujeres que están perdiendo el debido proceso, estoy preocupado por este país. Esta no es la atmósfera correcta en los Estados Unidos de América», añadió Weinstein en su descargo final.
Weinstein dijo que tenía «serias amistades» con las dos principales acusadoras del caso, Miriam Haley y Jessica Mann. Ambas mujeres hicieron declaraciones de «impacto en la víctima» antes de que Burke emitiera la sentencia. Haley, que dice que fue agredida sexualmente por Weinstein en su apartamento en 2006, dijo al juez que quedó emocionalmente dañada por el incidente.
«Me marcó profundamente, mental y emocionalmente», añadió. «Lo que hizo no sólo me despojó de mi dignidad como ser humano y mujer, sino que aplastó mi confianza». Mann, que testificó que Weinstein la violó durante el transcurso de una relación abusiva, dijo que su abuso también había tenido un impacto negativo en la vida de ella. «No sé cómo explicar los horrores de ser violada por alguien que tiene poder», añadió Mann. «El impacto en la psique es profundo. La violación no es sólo un momento…es para siempre».