“Pesebre viviente coya”, una apuesta superadora en Campo Quijano

SALTA (Redacción) – Cada destino conserva sus propias tradiciones y costumbres, brindándole a la cultura regional matices que la enriquecen y la vuelven aún más pintoresca. Es el caso del municipio de Campo Quijano, que en el marco de una época tan sentida y llena de espiritualidad como lo es la Navidad y la llegada de los Reyes Magos, nos invita a adentrarnos en la historia a través de un Pesebre Viviente Coya. Conversamos con Oscar, uno de los organizadores de esta iniciativa.

“El Pesebre consiste en la representación del nacimiento del Niño Jesús. No sólo se agota en esta instancia, también parte de cómo es la vida de María, su matrimonio con José y cómo se conocieron, la anunciación de María. Es decir, le damos forma a la historia a través de diferentes actos. Por cada puesta en escena tenemos un baile representativo diferente”, nos explica Oscar.

Quien llega hasta  aquí, puede vivir una fecha que da cuenta de la fe, el amor, la entrega y el compromiso de los habitantes con su historia y religión. Son alrededor de 200 personas las que forman parte de esta iniciativa que retoma la génesis del Pesebre, optando por sacar a relucir su versión más auténtica, su versión coya. El teatro y la danza confluyen para darle vida, mientras podemos ser testigos de diversos cuadros con bailes  típicos de la zona. El taquirari, La huella, el Carnavalito, el baile de los ángeles y finalmente, el baile de los Reyes Magos, estructuran el relato.

Con la fe al día y manos en acción

La dedicación y la dedicación dieron sus frutos. Este Pesebre Viviente transita su 12° edición. A raíz de la idea matriz de los jóvenes de la Parroquia Santiago Apóstol y de sus ganas de bailar el carnavalito, el Pesebre empezó  a vislumbrarse hace ya algunos años. “En el día de tradición hacemos carrozas en Campo Quijano. Ellos querían materializar esta idea en una de esas carrozas, bailando el carnavalito y armando un pesebre encima de ellas”, revela Oscar.

A partir de allí, los esfuerzos se multiplicaron y el proyecto se sostuvo. “Para el año decidieron hacerlo un poco más grande, en el patio de la Parroquia. Estuvieron dos o tres años ahí. Luego, cuando le agarramos la mano, nos dirigimos al ex camping viejo, picadero Santiago Apóstol, pedimos los permisos correspondientes y lo concretamos ya un poco más trabajado”, profundiza.

Ante la gran convocatoria y al tornarse en un proyecto aún más grande de lo esperado, el grupo se vio obligado a organizarse y dividirse por área de trabajo. Algunos de los jóvenes se encargan del montaje de cada baile, otros se abocan a  los ensayos y planificación de las escenas, otros son responsables de la utilería, otro tanto de la vestimenta, algunos se dedican  a la  prensa y redes de difusión. “La más importante es la parte de piedad, que podríamos decir es nuestro motor”, subraya Oscar.

Los tres principios: fe, cultura y solidaridad

Un Pesebre Viviente que no sólo viene a entretenernos, también nos brinda la posibilidad de pararnos desde otra perspectiva y vivir una experiencia que nos hincha el corazón, nos pone la piel de gallina y nos predispone a renovar nuestra fe. “A nuestro parecer la sociedad está perdiendo el sentido de amor por Cristo, uno de los motivos por los cuales concretamos esta invitación”, analiza.

Pero su misión también interpela al entramado cultural, poniendo la lupa en realizar un pesebre coya, el único en la Provincia. “Lo que buscamos con esta obra evangelizadora, como gustamos decirle, es volver a retomar esto que somos nosotros, nuestra esencia original”, asegura Oscar, dando cuenta del valor espiritual, cultural y social que conlleva este clásico de Campo Quijano.

Como es de suponer, la invitación también nos anima a ser solidarios con el prójimo. Todo aquel que gusta presenciar el espectáculo puede voluntariamente colaborar con un alimento no perecedero, el cual será dirigido al comedor de la Parroquia local, la cual recibe aproximadamente cien personas diariamente. Sin dudas, la juventud toma la posta y nos enseña que nada está perdido cuando creemos y queremos algo firmemente. Ellos tienen algo para decirnos.