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CULTURA

“Revolución Verde”: el desafío impostergable de una humanidad en problemas

Sol Martínez es fundadora de esta organización que nos anima a juntar fuerzas e involucrarnos con los múltiples ecosistemas para responder al grito feroz del planeta.

Fotos: FanPage/ Perfil Instagram "Revolución Verde Salta"
Fotos: FanPage/ Perfil Instagram "Revolución Verde Salta"

SALTA (Redacción) – Alejandro Lerner cantaba en uno de sus clásicos: “Puedes cambiar el mundo, tan solo en un instante. Puedes cambiar el mundo, si quieres que eso pase”. La hemos cantado y tarareado casi de memoria. La pregunta es, ¿queremos que eso pase? Un sinfín de eventualidades climáticas y medioambientales, que de eventualidad poco tienen,  mejor llamarles por su nombre: decisiones.

No fue azar, tampoco fue suerte. Es el cambio climático tomando fuerza a cada paso que damos. Cuando hablamos de cultura, solemos agotar el concepto, circunscribiéndolo a los usos y costumbres de un pueblo. En esta ocasión, les propongo pensar  la cultura desde el concepto y la práctica del cambio. Un cambio cultural supone un cambio generacional. Y todo cambio, habla de la madurez de una comunidad.

Los cambios, con su turbulenta crisis, traen consigo la manifestación de una nueva oportunidad. Una oportunidad que comienza por casa. Y casa no es sólo un techo con cuatro paredes. Es un hogar, como lo es también el planeta Tierra, la causa que motiva el debate urgente y que nos empuja a dejar atrás la arraigada creencia de que somos hijos del rigor. Dejemos de procastinar y materialicemos el gran avance cultural de la historia: la conservación y perpetuación de nuestro planeta.

Fotos: FanPage/ Perfil Instagram "Revolución Verde Salta"
Fotos: FanPage/ Perfil Instagram «Revolución Verde Salta»

Sol Martínez es fundadora de la organización Revolución Verde y es una joven adolescente que se ha convertido en una referente de la región en materia ambientalista y activismo. “Para definirme hablaría de mi trabajo como activista; lo que me impulsa  siempre es la empatía, el amor y a veces la  indignación. No tolero las injusticias y siempre lucho en  contra de ello,  o al menos lo intento”, introduce.

Fotos: FanPage/ Perfil Instagram "Revolución Verde Salta"
Fotos: FanPage/ Perfil Instagram «Revolución Verde Salta»

Sus convicciones, su carácter y determinación hablan por sí solos, delineando su personalidad y su rol comunitario: el ser activista, una filosofía que poco a poco empieza a consolidarse alrededor  del mundo y la que todavía le quedan materias pendientes. Según nos explica Sol, lejos de algunos prejuicios, el activismo es actuar social y políticamente, ya sea de manera partidaria o no, por una causa en particular; en esta oportunidad, una causa que nos interpela a todos, todos los días.

Fotos: FanPage/ Perfil Instagram «Revolución Verde Salta»

Sol es una joven que encontró en el medio ambiente su misión y conexión más profunda siendo todavía una niña.  “Desde que tengo uso de razón siempre tuve este interés y amor por los animales. Comencé a los cuatro años porque pude ver un documental sobre pandas en peligro de extinción. De repente pegué fuera de mi casa, dibujos de animales y del planeta devastado por la  contaminación, mientras les explicaba a los vecinos y me hacía entender”, recuerda.

Como ella, cientos de personas se sienten responsables de dar el giro que la humanidad y el medio ambiente demandan.  Vitalidad, fuerza y equilibrio son las palabras claves con las que Sol elige describir la esencia de un ciclo infinito, el ciclo de vida de nuestra madre naturaleza. Un poder que trasciende fronteras y no entiende de lenguajes, colores, ideologías ni clases.

“A pesar de todo siempre nuestro planeta logro regenerarse. Ahora nos estamos quedando sin tiempo, para el 2030 los científicos consideran que llegaríamos al punto de no retorno e iríamos en vía directa a la extinción. Ojalá no pase, pero si llega y sucede ese día después de muchísimo tiempo, confío en que la vida volvería a través de otras especies”, profundiza.

Luz verde, señal de paso

Una organización con fines benéficos, que lucha por la concientización de la sociedad, la declaración del estado de emergencia climática y la creación e implementación de políticas públicas ambientalistas así como su respectivo cumplimiento. “Revolución Verde” viene a cambiar los estándares y nos propone dejar de lado la victimización para convertirnos en los héroes de la historia que elijamos contar mañana.

“La organización se fundó «por accidente» el 26 de febrero del 2018, cuando se anunció que se iba a hacer una huelga global por la crisis climática. Busqué quien lo organizaba en Salta, como nadie lo hacía, decidí programar esta actividad. No esperaba superar las 14 personas pero fueron tantos que decidí hacer una reunión con todos. Luego, se decidió crear una cuenta de Instagram para la difusión y de repente ya éramos un grupo de personas organizadas luchando juntas por un objetivo en común. Podemos decir que somos Revolución Verde”, recuerda Sol.

El color verde cobra fuerza, es el color que identifica a una gesta contemporánea paradigmática. Verde esperanza. Verde eco-friendly. “Desde sus inicios en los 60′, el movimiento ecologista uso este color, pero nosotros lo usamos no sólo por su legado histórico, sino porque es la pigmentación que la clorofila brinda a las plantas que son la base de la cadena alimenticia y los únicos organismos capaces de sintetizar el dióxido de carbono para convertirlo en oxígeno”, revela.

Si hacemos memoria de aquello que aprendimos en la escuela desde muy pequeños, podremos entender la gravedad de lo que una sobredosis de dióxido de carbono puede causar en nuestra atmósfera. “Es el principal gas causante del efecto invernadero, el cual no permite que las emisiones que llegan a diario del Sol vuelvan a salir por lo que el planeta se calienta, se derriten los polos, aumenta el nivel del mar y se producen muchísimos de los desastres «naturales» que cada vez son más frecuentes”, explica Sol.

La insurrección, de adentro hacia afuera

Con todo este conocimiento bajo la manga a la par de un espíritu emprendedor y una mente colmada de iniciativas, Sol es una de las portavoces de una generación que se dice viene a establecer un orden distinto y mucho más sensible, vale decir más humano.  “Evitar llegar al punto de no retorno es muy difícil pero trabajando con otras organizaciones, vecinos auto-convocados y la sociedad en general que suele responder bien, creemos que es posible lograrlo”, subraya.

Sol cree que métodos hay muchísimos, personas capacitadas para llevarlos también, pero lo  que aún falta es que el mercado cambie sus métodos de producción así como es importante aumentar las políticas públicas y empresariales ambientalistas. Claro, hablamos en términos generales. Pero para tener cambio verdadero, hay que caminar distinto, incluso puertas adentro.  Ya lo decía también Eduardo Galeano: mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.

“Se trata de replantearse los hábitos de consumo, tales como: eliminar plásticos de un solo uso; dejar la carne, que además es más sano; según la OMS su ingesta a partir de 3 veces semanales aumenta un 40% la probabilidad de contraer distintos tipos de cáncer, especialmente el de colon, hipertensión, obesidad, osteoporosis, entre otras enfermedades”, profundiza Sol.


Sin embargo, para actuar eficaz y estratégicamente, hay que estar bien informados y formados.  No sólo se trata de tener cierta emotividad y empatía por el lugar en el que vivimos. Caso contrario, lo que no tiene retorno es un debate eterno y hueco, “sin ton ni son”, sin fundamentos ni objetivos claros. Por ello, Sol destaca como su mayor recomendación el informarse desde fuentes confiables como páginas gubernamentales, textos de divulgación científica, ONG’s, etcétera, y difundir estos contenidos a otros.

Los Infernales del siglo XXI

El Amazonas ardiendo, mendocinos haciendo valer sus derechos y logrando que se derogue la ley 9209 que permite el uso de tóxicos para la minería,  Greta Thunberg conquistando a millones con su lucha a capa y espada por el medio ambiente, y ahora Australia que se corrompe entre llamas. Los hechos son más y se multiplican como lo hacen las (malas) noticias en su vorágine diaria. Cada día parece un día perdido. Pero, contrario a todo pronóstico, la juventud no está perdida y eso es buen síntoma en los días que corren. 

“La juventud actual de la Provincia no deja de sorprenderme. La mayoría de los activistas están en el secundario o en su primer año de facultad. Se informan continuamente, tienen ideas creativas y ponen el cuerpo siempre. Últimamente estamos trabajando para atraer más público porque la lucha es colectiva. Los progresos individuales son importantes pero los grandes cambios históricamente siempre se conquistaron con trabajo colectivo, ¿y qué puede ser más importante para unirnos qué nuestra propia supervivencia en nuestro único hogar?”, reflexiona.

Los jóvenes traen consigo una nueva y mejorada versión de la especie, con novedosos conocimientos y habilidades bajo la manga. El chip se ha reseteado. La historia ahora es distinta y la mesa de trabajo se replantea sus prioridades. Son ellos el oxígeno que le faltaba al proceso y los que empiezan a conocerse como los protagonistas del “día después de mañana”, si es que no se trata ya del presente.

“Se aprende, se siente,  se madura y se crece mucho con el activismo. Nos hace abrir la cabeza y el corazón ante cosas que tal vez antes no veíamos; hay realidades duras que no se ven todos los días y que para algunos “no califican” para  ser expuestas. Soy activista en múltiples causas. Crecí con ello y entendí cómo funciona el mundo y cómo luchar ante las injusticias”, remarca Sol.

Agenda 2030: recuperar la biodiversidad y reforzar las raíces

Injusticias de todos los días, por las que rinde una página de policiales o un minuto de documentales en el noticiero. Los desmontes ilegales en Ala Delta – Reserva natural y  Cerro 20 de febrero, más conocido como el “Cerro de la Virgen”, son algunas causas a  las que Sol y sus compañeros le ponen el cuerpo. “También luchamos por los pueblos indígenas desplazados de sus tierras sagradas, por el respeto a su ancestralidad, por los animales que sufren la crisis climática, por la gente de los sectores populares que resisten ante la fuerza con la que reacciona la naturaleza, el respeto por la ley de educación bilingüe y las raíces ”, admite Sol.

Causas alarmantes, que digitan nuestra in-volución. El panorama es desalentador. Escasez de  agua dulce, comida contaminada, crisis de los recursos naturales,  especies que bordean la extinción, barrios de sectores populares inundados,  pueblos originarios que sufren la quita de  sus tierras sagradas y de sus  métodos de subsistencia; mientras tanto,  muchos hacen la vista gorda a costa del sufrimiento ajeno o se conforman un video por las redes.

A la par un movimiento eco-friendly empieza a sumar adeptos y conquistar geografías. “La justicia climática es justicia social. Nadie come billetes ni respira carbono/metano y es algo que de a poco la sociedad empezó a ver; en Salta particularmente,  hay personas muy conscientes y otras muy reacias al cambio”, admite Sol. En este sentido, es importante asimilar que la justicia ecológica es justicia social.

Ecologismo o extinción, es el lema de “Revolución Verde”. En esta materia no se justifican los dilemas. Es blanco o negro. “No tenemos tiempo, 10 años pasan en un abrir y cerrar de ojos en tiempos geológicos”, advierten. Dejemos de mirarnos el ombligo que este mundo rico y mayúsculo por donde sea se lo mire, nos necesita. En la inmensidad del Universo, la simple existencia de un planeta que garantice la vida humana, resulta un milagro. Sino ¿dónde?

«No hay negocio rentable para una humanidad extinta», concluye Sol, comprendiendo la gravedad de una enfermedad globalizada, una epidemia. La propuesta radica en aplicar el remedio y ahora, rindiéndole honor a la vida, respetando y defendiendo el lugar que se no es dado. No demos por hecho a este planeta que entre vuelta y vuelta, necesita de hombres y mujeres valientes, decididos, asertivos, que sean su inspiración para seguir girando.

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