SALTA (Redacción) – La infancia y el aprendizaje van de la mano. Dos procesos tan complejos y profundos como enriquecedores y apasionantes. La pedagogía resulta de carácter fundamental al momento de abordar estas instancias. En este marco, Mily Ibarra, quien coordina el proyecto “La Mily y Una – Infancia con Lecturas y Música”, invita a profesionales dedicados a la enseñanza en sus diferentes rubros a ser parte del Taller para Musicalizar la Palabra que tendrá lugar el próximo viernes 14, a partir de las 19 horas.
Desde esta propuesta integral, se generan de manera anual distintas actividades para las infancias, tales como talleres, conciertos, capacitaciones a docentes, estudiantes y orientaciones a instituciones en relación a la lectura y a la música. Esta oportunidad no será la excepción, ya que el taller combinará ambas disciplinas en miras a esclarecer herramientas y recursos de trabajo así como a potenciar la habilidad de cada docente.
Como Profesora de Jardín de Infantes, Narradora, Tallerista y adherente a la teoría del Psicoanálisis, Mily es una referente dentro del círculo artístico y cultural, ofreciendo una mirada renovada sobre la temática y apostando a las nuevas generaciones. Precisamente, su foco está puesto en la infancia, considerándola una de las etapas más importantes en la vida de todo individuo, capaz de determinar su identidad y posteridad.
El taller dirigido a docentes de nivel inicial – primario, docentes de música, bibliotecarios y promotores de lectura, tiene como misión principal musicalizar la palabra, jugar, cantar y disfrutar a través de un recorrido musical, de manera participativa y creativa a la vez. El espacio pensado para desarrollar esta consigna será la Biblioteca ubicada en calle Caseros 876.
Trascender a través del juego, el contacto y la palabra
Para comprender de qué va esta cita, Mily nos invita a recordar fragmentos del libro Fugas de Daniel Calméls. Es el caso del texto “Animales”.
(…) Cotidianamente, en los animales domésticos, en las mascotas, se vierte una parte de la necesidad de contacto y juego. Los animales de juguete también configuran una compañía para los diversos pasajes que implica el crecimiento y, al mismo tiempo, restituyen un campo de experiencia en la naturaleza, una falta en la experiencia relacional con el mundo animal.
En cada habitación de un niño se restituye un sistema ecológico perdido, memoria de los comienzos de la civilización. Los adultos le ofrecen al niño pequeño, réplicas en miniatura de seres vivos que ya no existen o que habitan en zonas inaccesibles. En el cuarto de un niño los animales están en silencio, a la espera del ánimo manual del infante. No hay categorías ni reinados entre ellos.
Durante la soledad de la noche, el oso duerme en la gruta del abrazo nocturno, luego descansa sobre la alfombra en el olvido del día. El esbelto caballo, congelado en un movimiento de su trote, predispone al triunfo del vaquero. Los animales de un niño sólo tienen por universo un pequeño cuarto y por alimento la gracia táctil de su pequeño amo.
Todo niño es un titiritero implicado, que ha aprendido en su propia carne, con la voz y el gesto de sus padres, a expresar sus pasiones con la boca del muñeco. La boca muda de los animales de paño está poblada de voces que se confiesan: aligeran los miedos y habilitan gestos de valentía. Esta insistencia de los adultos en rodear al niño de animales de juguete genera una ecología mental en la cual los animales comparten la vida con los hombres, atemperando los miedos y acompañando el crecimiento.
Inscripciones
Para confirmar asistencia y por mayores consultas podemos hacerlo al siguiente número: 3874220975 o bien, al 3875999921 ¡Atentos! Los cupos son limitados.