SALTA (Alejandro E. Suárez) – En estos tiempos de vacaciones para nosotros, los docentes, encontré en mi biblioteca, una obra que, leída tiempo atrás y al volver hacerlo me provoco, no solo, recuerdos de niño y de adolescente, si no, reflexionar como en un periodo corto se concretaron obras de infraestructura y bibliográfica para un sector muy importante de nuestra querida ciudad y pueblo.
La obra en cuestión es el libro que escribió Don Cesar Fermín Perdiguero, ha fines de la década de 1970, que lo tituló: “Antología del cerro San Bernardo” y que fuera editado luego de su fallecimiento en 1984.
Para aquellos que no conocen esta exquisita obra literaria, en ellla, no solo cuenta el origen y la formación geológica del cerro, desmitificando creencias populares, si no, historias de personajes que lo escalaron y un largo anecdotario de tesoros escondidos, fantasmas, suicidios y aparecidos.
También hace, una muy importante referencia, a las fiestas religiosas y populares, y a las obras que hicieron en el mismo San Bernardo como la cruz, que se coloco al comenzar el siglo XX y el Cristo Redentor, donado por el Obispo Linares, que se concreto en1904.
En el mismo hace un resumido recordatorio de cómo se fue poblando los alrededores del cerro, con la construcción del castillo del Dr. Zambrano, hoy demolido, y otros edificios como el de la Cruz Roja, la escuela Corina Lona, y los actuales hospitales Dr. Oñativia y San Bernardo. Tiene en cuenta, también, el desarrollo de la zona con importantes viviendas familiares, a partir de la década de 1950.
Es imposible dejar de lado, a un gran personaje de nuestra provincia, él cual aparece en distintos capítulos del libro y éste es Don Juan Carlos Dávalos profundo amante, también, de nuestro querido San Bernardo, cuyo monumento recordatorio, en la época de escribirse la obra, estaba sobre la avenida Virrey Toledo, el costado este del Colegio Nacional.
Por último, y no menos importante, son los anhelos narrados en él, como la construcción de un funicular, la remodelación de la cima con balcones para observar la ciudad desde distintos puntos, una confitería y una deuda hasta ese momento incumplida, como era la impresión de las obras completas de Don Juan Carlos.
Un recordado presidente de nuestro país decía:”Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”. Es así que a finales de la década del “80 del siglo pasado se construyo el teleférico, la confitería, los balcones en la cima, se traslado el monumento a su actual ubicación, mirando al cerro, y por 1996, por iniciativa del entonces Senador Nacional Dr. Julio Argentino San Millán se imprimieron, a través de la imprenta del Congreso de la Nación, las obras completas, en tres tomos, de nuestro querido y recordado poeta. ¿Churo no?
Prof. Alejandro E. Suárez