SALTA (Redacción) – Con el objetivo de encontrar el origen del coronavirus, investigadores de la Organización Mundial de la Salud(OMS) viajaron a Wuhan, China. En la denominada «zona cero», los expertos realizarán trabajos para tratar de descubrir detalles sobre el virus que provocó una de las pandemias más importantes de la historia. Hasta el momento, la enfermedad ya causó más de 100 millones de casos y aproximadamente 2 millones de muertes.
Tal como informó El Intra News, los miembros del equipo, que estuvieron 14 días en cuarentena hasta el jueves, acudieron por la mañana, bajo escolta, al hospital Jinyintan de Wuhan. Este nosocomio es el primero en haber acogido a pacientes con lo que entonces se consideraba un virus misterioso. Cabe destacar que este contagio se registró a fines de diciembre del 2019.
Esta travesía generó muchas dudas con respecto a los elementos que los investigadores iban a poder recabar un año después del inicio de la pandemia. A esto se le suma la poca colaboración de las autoridades chinas con los profesionales de la OMS que asistieron a su país para investigar. Ante estos problemas, la organización intentó moderar las expectativas y aclaró que puede ser que en la primera misión no consigan mucha información.
De esta investigación no se tiene mucha información, ya que solo las redes sociales oficiales de la Organización Mundial de Salud sirven como fuente. En este marco, China permanece casi en silencio sobre esta visita, muy delicada a nivel político. En el itinerario del viaje, los expertos tienen agendadas visitas al Instituto de Virología y a un mercado local, donde se vendían animales exóticos vivos.
Situación epidemiológica en China
China fue duramente criticada por el resto del mundo por haber tardado tanto en reaccionar a los primeros casos de coronavirus en su territorio. Sin embargo, también fue el país que mayor éxito obtuvo para frenar la pandemia. Actualmente, el país asiático ha registrado oficialmente 4.636 muertos desde el comienzo de la pandemia. Esta es una cifra que contrasta con el resto del mundo, donde el número llegó a más de 2 millones.