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El papa Francisco rezó para «que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra» en su mensaje por pascuas

A partir de las 10:00 horas de la mañana (hora de Roma y Madrid), el Papa Francisco celebró la misa del Domingo de Resurrección.

Papa Francisco
El Papa Francisco reiteró su pedido por la pandemia y convocó a todas las religiones.

SALTA (Redacción)- El domingo de pascuas, para la comunidad católica, es uno de los días más importante del calendario, ya que detalla la resurrección de Jesucristo, que es la vuelta a la vida de Jesús tras ser crucificado. El Papa Francisco desde Roma, ya impartió su mensaje pascual, apelando a la finalización de las guerras para obtener la paz.

El Papa Francisco comenzó su discurso hacia los fieles de la ciudad de Roma y del mundo con el mensaje pascual: “Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Pascua! ¡Feliz, Santa y Serena Pascua!”, desde el altar de la cátedra de la Basílica de San Pedro. En su mensaje, el Santo Padre advirtió que “¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia en el mundo!” por lo que rezó para «que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad de la guerra” y que conceda a cuantos son prisioneros en los conflictos “que puedan volver sanos y salvos con sus familias» así como también que «inspire a los líderes de todo el mundo para que se frene la carrera armamentista”.

Agregó que “en medio de las numerosas dificultades que atravesamos, no olvidemos nunca que somos curados por las llagas de Cristo. A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos. Y ahora recemos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan a todo el mundo. ¡Feliz, Santa y Serena Pascua a todos!”, dijo el Papa.-

En otra parte del discurso, el pontífice habló que “Cristo resucitado es esperanza para todos los que aún sufren a causa de la pandemia, para los enfermos y para los que perdieron a un ser querido. Que el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros. Todas las personas, especialmente las más frágiles, necesitan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios. Esto es aún más evidente en este momento en que todos estamos llamados a combatir la pandemia, y las vacunas son una herramienta esencial en esta lucha. Por lo tanto, en el espíritu de un “internacionalismo de las vacunas”, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres.

Y añadió que “el Crucificado Resucitado es consuelo para quienes han perdido el trabajo o atraviesan serias dificultades económicas y carecen de una protección social adecuada. Que el Señor inspire la acción de las autoridades públicas para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado. Desgraciadamente, la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas.

Por otro lado apeló a la paz social y a la esperanza. “Jesús resucitado es esperanza también para tantos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin poder compartir el tiempo con los amigos. Todos necesitamos experimentar relaciones humanas reales y no solo virtuales, especialmente en la edad en que se forman el carácter y la personalidad. Lo hemos escuchado el viernes pasado en el Vía Crucis de los niños”.

“Que Cristo, nuestra paz, silencie finalmente el clamor de las armas en la querida y atormentada Siria, donde millones de personas viven actualmente en condiciones inhumanas, así? como en Yemen, cuyas vicisitudes están rodeadas de un silencio ensordecedor y escandaloso, y en Libia, donde finalmente se vislumbra la salida a una década de contiendas y enfrentamientos sangrientos. Que todas las partes implicadas se comprometan de forma efectiva a poner fin a los conflictos y permitir que los pueblos devastados por la guerra vivan en paz y pongan en marcha la reconstrucción de sus respectivos países”, indicó Francisco.

Y finalizó haciendo hincapié en la pandemia que azota al mundo: “Queridos hermanos y hermanas: También este año, en diversos lugares, muchos cristianos han celebrado la Pascua con graves limitaciones y, en algunos casos, sin poder siquiera asistir a las celebraciones litúrgicas. Recemos para que estas restricciones, al igual que todas las restricciones a la libertad de culto y de religión en el mundo, sean eliminadas y que cada uno pueda rezar y alabar a Dios libremente”.

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