SALTA (Redacción) – La semana pasada, Liliana Hermosillo, fue caratulada por los medios locales como «la mujer atricherada» al negarse a salir de su oficina de la cámara baja. La abogada, se quedó en el lugar junto a una asistente, cuando la desplazaron de la jefatura por considerar que se trata de una persecución. Ayer le levantaron la prisión domiciliaria y el juez que está tratando el caso, también pidió que se le haga un examen psicológico.
El juez de Garantías Ignacio Colombo resolvió dejar sin efecto la prisión domiciliaria que pesaba sobre la funcionaria y su asistente Anahí Tapia, luego de que fuesen detenidas en la madrugada del miércoles último tras encerrarse por más de doce horas en una oficina del anexo que la Cámara de Diputados tiene en la calle Rivadavia al 700.
El magistrado impuso como medidas sustitutivas para ambas mujeres una prohibición de acercamiento sin autorización judicial a 200 metros del Palacio Legislativo y sus anexos. Además, deberán comparecer ante el Departamento de Psicología del Poder Judicial para que les hagan un examen psicológico. De no cumplir, la resolución advierte que podrían ser detenidas inmediatamente.
Hermosilla duró encerrada desde el mediodía del martes, hasta la madrugada del miércoles cuando ingresó la fuerza la policía y las llevaron en calidad de detenidas. Previamente el fiscal penal Ramiro Ramos Ossorio había dispuesto una mediación que resultó fallida. Las empleadas legislativas, fueron provisionalmente imputadas por turbación de la posesión y obstrucción de acto funcional.
El hecho
El martes último mientras los diputados debatían en el recinto el presupuesto provincial, Hermosilla y Tapia permanecían encerradas en la oficina de la jefatura de legales de la Secretaría Administrativa que hasta el mediodía ocupaba la abogada en su carácter de jefa. El conflicto estalló cuando presentó en ese lugar el abogado Miguel Mena, para notificarla de que había sido desplazada del cargo.
Esto enfureció a Hermosilla, que después de echar al nuevo jefe de la oficina, decidió atrincherarse por considerar injusta la medida, entendiendo que por antigüedad y experiencia no hay nadie más capacitada que ella para ocupar ese lugar, según expresó desde el balcón del anexo a los medios que seguían las alternativas del encierro.