(Por Matilde Serra). – En medio de una pandemia mundial, de la cual Salta no es ajena, el miedo a la circulación viral comunitaria se hacía más grande con el transcurso de los días. Mientras el Gobierno de la Provincia mantuvo una línea discursiva de “negación unificada”, todos sus miembros utilizaban una frase confusa: “No se puede confirmar ni descartar que hay circulación comunitaria”. Sin embargo, Bettina Romero pateó el tablero y dijo lo que nadie se animaba. “Todo parece indicar que hay circulación comunitaria”. De esta manera, la Jefa comunal se posiciona por encima de la tibieza del gobernador, evidenciando la interna que existe entre ambos dirigentes políticos.
Con esta afirmación, Romero toma la posta comandando la información respecto a la pandemia en Salta, con la voz cantante ante el silencio y el titubeo de Sáenz. Esto se suma a la vuelta de cara que le dieron los intendentes de los Valles salteños, que este fin de semana mientras el gobernador y su ministro pedían que se realice turismo interno, los intendentes cerraban sus comunas a los visitantes y en algunos casos regresando a fase uno. Esto en un claro mensaje de poca obediencia ante las decisiones de Sáenz.
El Comité Operativo Emergencia provincial no quiso confirmar la circulación comunitaria en Salta, luego de que falleciera una persona mayor de ochenta años, caso al que todavía no le hallan el nexo epidemiológico, es decir, que no se sabe dónde contrajo la enfermedad. Inmediatamente, se decidió armar un cercado alrededor de diez barrios capitalinos, para buscar “pacientes sospechosos con síntomas”, aunque todo parece indicar que la huella del “paciente cero” está perdida.
Otra cuestión que llamó poderosamente la atención fue la muerte de un hombre de Güemes. El CIF determinó que el deceso fue por “neumopatía por Covid-19”, pero desde el Gobierno provincial hubo un silencio al respecto, y la versión oficial fue que esta persona dio positivo para coronavirus, pero “no murió de a causa de esta enfermedad tan invasiva”. Es importante destacar que según indican algunos infectólogos, por cada muerte habría al menos mil personas contagiadas, esto debido a que la circulación comunitaria es muy difícil de detectar, ya que la mayoría de los casos son asintomáticos.
En medio de tanta confusión, los casos siguieron incrementando y de a poco surgía, desde el mismo Gobierno, que había varios infectados a los que les habían perdido el origen del contagio, por lo tanto, se instaló en la sociedad esta frase sumamente contradictoria: “No podemos confirmar ni descartar la circulación comunitaria”. En medio de tanta angustia, los salteños esperaban que Gustavo Sáenz vuelva a fase 1, pero el gobernador solo tomó medidas para descomprimir la circulación de personas y, lejos de restringir actividades, extendió el horario de la gastronomía y mantuvo abierto “el turismo interno”, pero varios municipios le dieron la espalda a esa posibilidad.
Sin embargo y pese a las contradicciones en el Gobierno provincial, Bettina Romero se reunió con los comités operativos de Provincia y de Capital y dijo lo que nadie se animaba a decir. “Todo parece indicar que en Salta tenemos circulación comunitaria”, fueron las palabras exactas de la intendenta, quien basó su teoría en la pérdida del paciente cero que comenzó con los contagios en la ciudad. La jefa comunal instaló esta idea y luego fue ratificada por Juan José Esteban, el gerente del hospital Señor del Milagro, el nosocomio en el que se analizan todas las muestras. El médico, con la verborragia que lo caracteriza, dijo: “La circulación viral comunitaria está planteada”.
A estas alturas, los salteños prefieren la sinceridad antes que las frases contradictorias o confusas. El problema es que la Provincia, aunque la circulación viral está instalada, la cantidad de contagios sigue creciendo, los muertos confirmados y la gente asustada, sigue habilitando actividades como si nada ocurriera, como si los salteños fueran inmunes a un virus que ha causado estragos en todo el mundo.