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POLÍTICA

Bicisendas en la Ciudad de Salta: Cuando algo hay que hacer para justificar el mandato

La anarquía vehicular, la falta de concientización frente a las intentos fallidos de la Intendencia.

bicisendas
Bisicendas en Salta

SALTA (Matilde Serra) – El discurso preelectoral de Bettina Romero se inscribía en los parámetros de la dialéctica de esa familia cada vez que obtuvo el poder: desde Roberto Romero que pensaba trenes elevados, pasando por las grandes construcciones de premoldeados de su padre, Juan Carlos, hasta ahora en que la benjamina del grupo a tono con una onda verde y saludable quiere devolverle las bicicletas con pomposas bicisendas al centro de la ciudad de Salta.

Es una verdad indiscutible que el centro salteño está colapsado para el tránsito vehicular y el macrocentro va camino de lo mismo, sin embargo, en todos estos años, nunca nadie pensó en una solución integral al estilo de las ciudades que tienen cascos céntricos históricos en Europa u otros países sudamericanos. Aquí, en Salta, continúa rigiendo el principio de “hagamos y después veamos”.

Así ha procedido la intendencia de Salta montando bicisendas en las principales arterias, de manera resuelta y sin un estudio previo de las posibles complicaciones, porque no basta para que una ciudad sea saludable y sustentable llenarla de bicicletas y ya se convierte en Bruselas, por ejemplo.

¿De quién fue la idea?

Tal vez la idea de las bicisendas, Bettina Romero, se la haya copiado a su amigo Horacio Rodríguez Larreta, que transformó a la bicicleta en el medio de transporte más inseguro de la CABA.

En Salta no ha existido ninguna campaña previa de concientización para los automovilistas ni de educación vial para los mismos ciclistas, poniendo en riesgo de que la situación se torne tal como ocurriera en la Capital argentina donde los ciclistas terminaron circulando en ambos sentidos, obstaculizando las esquinas, no respetando a los peatones y contribuyendo a incrementar la basura callejera. Todo es educación y en Salta no existe.

Volver a traer las bicicletas al centro de la ciudad de Salta es a la vez un riesgo, porque a un tránsito colapsado se le agregaría la anarquía de los ciclistas que superpoblarían las sendas peatonales.

No es un ejercicio de imaginación muy complejo pensar en los miles de ciclistas que avanzarían desde los barrios hasta el centro para recién ubicarse en las coquetas bicisendas, pero ¿mientras tanto qué ocurriría? Llenarían calles de velocípedos, en ocasiones con conductores transportando bebidas alcohólicas pero dentro de ellos, niños, jóvenes y ancianos, toda una verdadera procesión de pedalistas para ubicarse en un trayecto estrecho que más que bicisenda, se convertiría en un literal embudo.

No se ha tomado en cuenta tampoco, en el caso de la Avenida Belgrano, que la misma fue “retapizada” varias veces por el intendente Miguel Isa, con lo que el volumen de altura del pavimento le da un ángulo de caída hacia el cordón que convertiría en un peligro para el ciclista largos tramos de la Avenida Belgrano y otras calles que se hallan en iguales condiciones.

Sin llegar a todos estos posibles inconvenientes, apenas colocados los bloques de cemento demarcatorios ya se están sucediendo accidentes. En efecto, a diario, vehículos particulares, remises y taxis –entiendo que los conductores de estos últimos debieran ser más avezados-, terminan montados sobre los mismos con daños en la carrocería y tren delantero.

Esta situación que no cesa de sucederse podría llegar a derivar en una lluvia de denuncias por parte de los vecinos al municipio y otras vez el Estado –municipal en este caso- debería estar pagando la negligencia de los funcionarios con dineros de los vecinos.

Si irreversible es la idea de llenar nuevamente el centro de bicicletas se debiera al menos pensar en una profunda campaña de concientización sobre cómo llegar al centro, cómo conducir, qué y a quiénes respetar, uso de protectores, cascos, patentes, ojos de gato y luces, seguro, certificados médicos habilitantes, papeles del vehículo. Prevenir contra el paso de semáforos en rojo, costumbre regional muy difundida, no dejar las bicicletas en veredas, atadas a balcones ni plazas céntricas, crear playas de estacionamiento para las mismas… en fin, toda una larga lista de medidas y prevenciones.

Por ahora y como se prevé la situación, no se sabe si pensar que esta idea de las bicisendas será un progreso para la ciudad de Salta, o un retorno a tiempos de anarquía vehicular que costaron muchos años superar.-

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