SALTA (Patricia Manrique) – La pandemia es un hecho. Una realidad que nos mira de frente a cada minuto. A cada paso, una sombra nos persigue. El Coronavirus hace de su invisibilidad su poder máximo. Sin embargo, responsabilizar a un virus por tamaña crisis sería imprudente, estrecho e injusto. Las causas son humanas y los efectos también. La gestión de la pandemia recae sobre cada uno de los ciudadanos, incluidos los funcionarios que son parte del Estado y el Gobierno de Salta.
Entiéndase que al Estado lo conformamos todos y cada uno, no se confunda el concepto con el de un gobierno. En esta línea, son los gobiernos los responsables de administrar la crisis, generar estrategias para solventar los recursos y dar respuestas a las demandas de la ciudadanía frente a circunstancias que se llaman “extraordinarias”, y no por ello, capaces de justificarlo todo.
En las últimas semanas, los anuncios oficiales, entrevistas y trascendidos dan cuenta de que dentro del Gabinete de Gustavo Sáenz hay una grieta que día a día se profundiza más. La fisura histórica se acentúa al igual que las disparidades, no así las políticas de estado mancomunadas que permitan pensar como un todo y hacia adelante; y no como unos cuantos divididos.
Hay funcionarios del gabinete que quieren volver a fase 1, llamémosles “los extremistas” o “pro cuarentena” frente a los que emergen como defensores de las libertades individuales apelando a la conciencia y responsabilidad de cada quien. De la misma forma, cual réplica, la comunidad se divide y se enfrenta con posturas tan disidentes como extremas.
El Covid-19 llegó a las clases altas y las presiones para Sáenz son otras
Paralelamente, le cabe al Gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, una olla a presión que exhala vapor al ritmo de las tensiones que se abren paso en los pasillos. El escenario local se tiñe de incertidumbre. De manera singular, el Coronavirus no es el problema sino su gestión. El dilema es: ¿hay circulación comunitaria en Salta? La respuesta es testigo de un sesgo surgido de las propias expresiones cruzadas de las mismísimas autoridades.
Las presiones tiene un acento cuando la intención de ocultar la circulación comunitaria se torna en moneda corriente. Ayer, en un acto de entrega de viviendas, fue el mismo gobernador quien expreso: “estoy convencido de que el virus está”. La declaración surgió en respuesta a si hay circulación comunitaria o por conglomerado en Salta. Mientras, la Ministra de Salud defiende a capa y espada que la provincia se encuentra en zona 3 y esto refiere a “circulación por conglomerado”
En el medio, nosotros tirando para no aflojar. A la par, la Dirección General de la Coordinación de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública dio a conocer el reporte diario COVID- 19 de la Provincia, informando 80 nuevos casos en Salta. Del total de casos 51 son contactos estrechos, mientras el resto se encuentra en investigación. Precisamente, es aquí el dato que llama la atención.
Buena parte de los casos no pueden todavía establecer el nexo epidemiológico. En otras palabras, no tuvieron contacto estrecho con un caso positivo pero tampoco pueden decir donde se contagiaron. Si en cuestión de días el personal de la salud no establece el nexo, eso da pie a plantear que sí existe la circulación del virus en la capital. Bueno, estos hechos se repiten desde hace ya varias semanas, no días.
Cabe recordar las palabras del gerente del Hospital del Milagro, Juan José Esteban, quien habló en exclusiva con SALTA4400. El mismo analizó la situación sanitaria de la Provincia ante el avance del coronavirus. «Lo que pasa ahora es que tenemos arriba del 30% de pacientes que no tienen nexo, hilo de conducción y transmisión viral. Entonces evidentemente, el aglomerado, el contagio por aglomeramiento ya pasa a ser comunitario», aseguró el profesional de la Salud.
Y en el mismo sentido, realizó una fuerte advertencia: «Es situación de tiempo y juego de palabras, nada más. Creo que entre contagio por conglomerado y comunitario, hay una línea fina». A ello, le sumamos la restringida capacidad para hacer testeos masivos, la precariedad de las condiciones laborales, los reclamos del personal de la salud que está en primera línea y los casos particulares de salteños que deben desembolsar de su propio bolsillo para acceder a hisopados, o que a pesar de tener síntomas, reciben diagnósticos erróneos.
¿Vaso medio lleno o medio vacío?
Según el último reporte, hasta la fecha son 25 las personas fallecidas. De ellas, 25 permanecen internados en Unidad de Terapia Intensiva y 14 con Asistencia Respiratoria Mecánica. Salta, cual caja de pandora, no deja de sorprender. Estos reportes no da prueba fehaciente de la cantidad de camas hasta el momento ni mucho menos la ocupación de las mismas. Además, la definición y el registro por departamentos invisibiliza la realidad de muchas comunidades.
Cabe recordar que el intendente de Colonia de Santa Rosa, Jorge Guerra, sostuvo que «están desbordados». En diálogo exclusivo con Salta 4400, el funcionario explicó que vienen trabajando desde hace 120 días de forma exhaustiva en el municipio. Hasta el momento, Colonia Santa Rosa contabiliza 60 casos positivos confirmados.
Con fallecidos, desde el municipio se encontraban estudiando dos nuevas posibles muertes. En ese contexto, el intendente explicó que no dan abasto con la atención. «Los enfermeros tratan de cubrir. Y es una guardia pasiva en casos muy especiales», sostuvo. Para finalizar, señaló que la información que brinda el COE provincial sale disociada, ya que ponen los casos por departamento y no por municipio.
El interior de Salta explotó desde un principio dejando a la vista la precariedad de un sistema disfuncional y centralista, unitario. El federalismo todavía, después de tanta historia transcurrida, continúa siendo un decir. Al igual que sucede en el país, la provincia expone con facilidad a los municipios del interior, pero ¿Qué hay de la capital? Ya lo dijo el gobernador ¿verdad? No somos una isla. Parece ser que la comunidad ve una cosa, y los funcionarios leen otra.
Intentos fallidos
Mientras tanto, hay hechos que dan muestra de una gestión “que se queda a media máquina”. Sea producto de la inexperiencia, la especulación o el miedo, las decisiones que se viene tomando saben amargo; una novela tragicómica; una ironía. Si bien la problemática es histórica y heredada, esto no justifica los des manejos. Así las cosas, la inmadurez de algunas acciones se ganan el repudio de los salteños. Es el caso del documento del COE que trascendió anoche en el que se establecían nuevas restricciones prontas a confirmarse.
Si bien no es oficial, se habla del mismo como intento de encuesta; un termómetro social, para medir la aceptación o no que tendría entre los salteños medidas tan duras y el impacto de las mismas en la economía de Salta. Lo cierto es que la evolución de los contagios persistirá hasta que la pandemia acabe definitivamente y una vacuna llegue a cuenta gotas. La Ministra de Salud lo dijo: “hay que transcurrir la pandemia”. Claro que sí. Nadie está exento del virus. Pero, mientras tanto, ¿quién paga los platos rotos? ¿Quién le pone el cascabel al gato?
