(Por José de Álzaga).- Amigo Lector: Los que acostumbramos a informarnos abrevando en los diarios que marcan la tendencia mundial, de cuando en vez, solemos repasar las páginas de los pasquines locales de aquellas aldeas cuya suerte, si bien nos tiene sin cuidado, al menos nos intriga.
Esto me ocurre con esa Salta de los Milagros, constituida ya en un caso digno de ser estudiado en Harvard, la mítica Bologna, o por qué no la Estatal Lomonósov de Moscú, donde observan aquellos fenómenos paranormales y que van contra la naturaleza de las cosas, os ocurre a vosotros.
Extraño caso de involución intelectual que contraría la ley universal de que cada generación supera a la anterior. Ved nomás ese gobierno que os engatusa, capitaneados por un Gustavo “botita” Sáenz que ha desarrollado el extraño hábito de entonar mantras ininteligibles que él llama “Rosa, Rosa”. Ciertamente, salteños, no tenéis destino.
Pero Salta tiene esas cosas, es el sitio donde el título de periodista y el de historiador se otorgan con la más amplia generosidad. Basta garrapatear algún desatino o ejercer el “cute and paste” sobre un escrito para graduarse como historiador. ¡Ah, la noble casta de los escribas de la Historia de Salta, ahora vilipendiada por estos bandoleros y apropiadores de la idea ajena!
Veo así que un supuesto historiador cuyo nombre he tratado de hallar en mis registros y con el intitulo de “Avalos” sólo hallo personal de servicio, publica un libro cuyas páginas tratan nada más ni nada menos que de ¡Ángel Torres y un tal “Juampi” Rodriguez!, ofrecidos como “operadores políticos”. Sólo advertir los nombres de los biografiados y no sé si pensar que eso supera en contenido esotérico al “Libro de los Muertos” de los antiguos egipcios. Título que por otra parte sería muy apropiado ya que el Torres no existe, y el Rodríguez… tampoco.
Pero lo interesante sociológicamente hablando de esta cuestión es el voluntarismo del “autor” de “analizar el papel de Ángel Torres y Juan Pablo Rodríguez, detrás del poder de Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey”. Quizás se trate de una nueva versión de papel sanitario que Usted puede leer, deshojar y arrojar al mismo tiempo; así el libro se termina con el último envío a los caños. Vaya uno a saber.
¿Qué aspecto destacado analizará este Ávalos de Ángel Torres? ¿Su manera de intimidar a opositores con sus pantalones anaranjados y camisas verdes loro? ¿Y del tal “Juampi” Rodríguez, quizás alguna meditación sobre cómo un individuo sin arte ni destino se transforma en un octópodo y aprende a trepar? ¿O tal vez os ilustre sobre cómo Torres repartía el “millón de dólares para callar opositores” que se jactaba de portar? ¿O hablará de cómo jugaban al “reloj de arena” que acaba y se da vuelta?
¿Qué podrá predicarse sobre este tal “Juampi” Rodríguez? Apellido inmigrante con aroma a Mercado San Miguel en las madrugadas regando las verduras. “De vago y malentretenido a millonario”, ¿Será este el título del acápite que lo trata, acaso? Chi lo sa.
La cuestión, honorables ciudadanos, que seréis castigados otra vez con un montón de papeles que tributan homenaje a la avivada, a la apretada vil, a la traición permanente , a la felonia en grado supino y el abigeato dialéctico bajo el manto de hablaros de la insaculación a que se dedicaron estos dos sujetos. (Diré para la chusma neófita y siempre mal pensada que, insaculación, trata del elegir funcionarios mediante el sorteo y no mediante el s-orteo, como se hace actualmente).
Veo asimismo que el dicho descarrío literario será presentado por un Tribunal de gárgolas cuyos nombres tampoco movilizan mi nervio óptico, de donde deben ser ilustres desconocidos…, excepción hecha del nombre de Ana Lía Parodi, marca registrada en el periodismo oficialista de Salta y –según mentas cercanas a esos aquelarres que se celebraban- otrora martirizada por el tal “Juampi” Rodríguez que la redujera a tal categoría que la propia “Llorona” envidiaría esa capacidad de manar sollozos. ¿Será que la Parodi esparcirá ante la audiencia las vilezas a que el Rodríguez la sometía? Aquello sería más estremecedor que “Fifty Shades of Grey” (“50 sombras de Grey” para el tumulto). O quizás termine tributando un aguinaldo beatífico a estos maestros del verso y del apriete?
Pero nada más podemos pedirle a una aldea como Salta donde la estupidez consagra el culto deliberado de la ignorancia y la inutilidad , que me seca la epiglotis y me veo enderezado a sumergirme en mi cava en busca de un Licor de Chambord, cosecha 1918, con limadura de oro 24, el mismo que degustaba Luis XIV en sus aventuras por el Valle de Loire. Vos en vuestro Valle de Lágrimas, con este nivel de autores y biografiados no debéis pasar seguramente de la chicha muqueada. ¡Os contemplo salteños y como Nerón tomó un lacrimatorio para derramar por vosotros una lágrima, tan sólo una, porque habéis quedado al abandono!
Cuando en un pueblo que fuera cuna de la cultura, la funcionaria del área se balancea cabeza abajo en una azotea y se presentan “libros” como estos, ya entonces me asalta el pensamiento de George Carlin cuando dijo que: «Nunca subestimes el poder de las personas estúpidas en grandes grupos».
Llegan a ser gobierno.
Hasta la próxima.-
